Curiosidad

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{Esta historia es la precuela de "En la bañera". Te advierto que es sumamente importante leer la primera obra para que puedas entender esta obra}

 Te advierto que es sumamente importante leer la primera obra para que puedas entender esta obra}

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Con cada gota que caía, pequeñas hondas en el agua se formaban, y las paredes devolvían a los oídos de Jimin el sonido en forma de eco.

Pero la risita juguetona de su bebé hizo que las paredes devolvieran a sus oídos el maravilloso canto en forma de carcajada. Le miró con sus pequeños ojitos brillantes y las manitas de su pequeño hijo salieron del agua para tocar su rostro. Jimin sonrió, disfrutando de la compañía de su hijo, que estaba hundido en la bañera junto a él, disfrutando del delicioso baño que había preparado para ellos.

Jugueteó con la pequeñas manitas de su hijo, aquel ángel que había llegado a su vida como un saco de amor y cariño.

Porque hay ángeles que nacen, sin plumas y sin vuelo.

Su pequeño Min Ho le miraba como si fuera la cosa más interesante y maravillosa, como si fuera aquello que era tan bello y perfecto que era imposible. Sus enormes ojos brillaban reflejándolo, y sus rellenas mejillas mojaditas abultándose al sonreírle.

-Qué bonito eres, bebé~.- Canturreó apenas, rozando su pequeña nariz contra la de su hijo, que se carcajeó una vez más al escuchar su hermosa voz que hacía eco en las paredes.-

Las manitas de su hijo le acariciaron con cariño, y él le sonrió agradeciéndole con la mirada.

El sonido de la puerta hizo que su bebé y él se callaran por un momento. La brillante mirada de Jimin giró hacia la puerta de baño, y logró mirar el pasillo del pequeño departamento. Su esposo entraba con el rostro más exhausto que jamás había visto.

Yoongi soltó el gruñido más fastidiado que pudo haber soltado, y quiso hacer un alboroto, pero la intensa mirada de su pequeño esposo llamó su atención, y los vio a él y a su hijo hundidos en la bañera.

Jimin desvió la mirada casi de inmediato, y deseó haber podido cerrar la puerta en ese momento.































-¡Jiseok!.- Ese pequeño niño travieso, que había apenas llegado a su colegio hace por lo menos una par de meses saltó sobre su espalda, haciéndole soltar un quejido al sentir el peso sobre su cuerpo, pero se recuperó tan pronto el pequeño cayó al suelo sobre sus pies abrazándose de su cuello.- ¿Te dejaron ir a mi casa?

Tabú [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora