Sonrisa

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Namjoon era muy pequeño.

Le dolía.

Su pobre hermano.

Lo vio llorar bajo el umbral de su puerta, su pequeño hermano que le miraba con los ojitos llorosos. Era obeso y sus cachetes se abultaban con cualquier mueca que hiciera, sus manitas regordetas se aferraron a la manija de la puerta y pudo ver aún desde su cama cómo era que los dedos de sus pies descalzos se contraían. Su mejilla estaba levemente mallugada y respiraba agitado mientras trataba de limpiar torpemente sus lagrimas con las mangas de su ropa de cama. Tenía los cabellos revueltos y hablaba entrecortadamente mientras su pecho hipaba.

-¿Qué pasó?.— Yoongi se levantó de la cama, caminando hasta él, tomándolo del suelo y levantándolo entre sus brazos.— ¿Qué te pasó? ¿Te caíste?

Namjoon se aferró a su cuello, lloró escondiendo su rostro lloroso bajo su mandíbula y habló torpemente.

-P-Papá~

Yoongi asintió, comprensivo. Acarició sus cabellos y lo arrulló entre sus brazos, le limpió las mejillas y las besó, dejando que su pequeño hermano comenzara a tranquilizarse sobre su pecho.

Entonces lo escuchó, los gritos y llantos de su madre.

Cerró la puerta y se llevó a Namjoon a la cama, le recostó junto a él y lo cubrió con sus mantas. Namjoon se aferró a su pecho. Probablemente, si su padre lo viera, lo golpearía ahí mismo y le diría que un hombre como él no lloraba.

Aunque era solo un niño.

Un bebé.

-No llores.— Le murmuró al oído.— Estoy aquí, yo te voy a cuidar.

Namjoon asintió, tembló bajo las mantas y hundió el rostro en el pecho de su hermano.

Y durmió.

[...]

Se quejó.

Cayó al suelo justo cuando su padre lo golpeó.

Cerró los ojos con fuerza, se encorvó adolorido sobre el suelo y apretó los dientes mientras sus manos presionaban su estomago adolorido.

-Idiota.— Su padre habló entre dientes, furioso, mirándolo con desprecio.— ¡Levántate, hombre!

Yoongi se quejó, tembló sobre el suelo y respiró agitado. Sus piernas, adoloridas, quisieron sostener su peso, y casi logra ponerse en pie, cuando una fuerte patada le hizo caer de rodillas nuevamente. Se quejó, pero no lloró, porque él no lloraba, porque él no podía hacerlo.

Entonces su padre le tomó de los cabellos, soltó un fuerte quejido cuando lo levantó y lo empujó haciendo que su espalda chocara contra una pared junto a un sonido seco.

Se quedó ahí, quieto, dejando que su padre le gritara.

Y entonces levantó la mirada.
Su hermano estaba ahí.

Junto a una puerta, mirándolo aterrorizado.

Y Yoongi le sonrió.

Porque estaba orgulloso de él.

Sabía la regla, no debía acercarse si no quería tener problemas.

Además, la sonrisa que le dedicaba quería decir muchas cosas.

Si, estoy sangrando. 

Si, me duele. 

Si, quiero llorar.

Pero estoy bien.

No te asustes.

Seré fuerte.

Por mi.

Tabú [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora