Tabú [Editando]

A La Mierda El Cinturón

Jimin se mantuvo ahí, quieto, con las piernas hundidas bajo el agua. Su mirada estaba perdida, estaba demaciado ocupado contando las gotas que caían sobre la bañera gracias a una diminuta fuga en la llave. El sonido de cada gota al chocar contra el agua hacían eco entre las paredes de azulejo del baño. Las hondas en el agua llamaron su atención, y se removió un poco entre el agua grisácea a causa del jabón que había utilizado para limpiarse.

La voz de su marido sonaba lejana, como si le estuviera hablando desde lo más profundo de un pozo o una cueva. No podía entenderlo, pero estaba ahí, hablando.

-Jimin.— Yoongi se puso justo debajo del umbral de la puerta, mirando atento a Jimin sentado entre la bañera.— Cariño.

Jimin no le miró, en realidad ni siquiera lo escuchó, solo se mantuvo ahí, totalmente quieto y con la mente ida.

Entonces Yoongi se acercó, se sentó sobre el borde de la tina y extendió una de sus manos para acariciar los húmedos cabellos de su esposo.

Jimin se estremeció, y levantó al mirada encontrándose con los calmados ojos de su marido, tragó amargamente y sus dedos jugaron entre sí aún bajo el agua.

-¿Cuándo piensas salir de ahí, uh?.— Yoongi le acarició la mejilla, y sonrió suavemente inclinándose sobre él.— Te enfermarás.

-Saldré en un momento.— Jimin habló ahogadamente, juntando sus piernas a su pecho, abrazándolas justo por encima de sus rodillas.—

Yoongi asintió, observando cada uno de sus movimientos. Sonrió de forma suave y disfrutó del silenció, enredó sus dedos entre los húmedos cabellos de su esposo, y se inclinó un poco para besar una de sus mejillas, provocando que Jimin se estremeciera y quisiera quedarse completamente hundido en la bañera.

-Te amo.— Yoongi habló suavemente.— Te amo mucho.

Jimin se mantuvo callado por largos segundos, temblando, aturdido, y asintió lentamente negándose a mirarle a los ojos.

-También te amo.

Jimin no mentía.

Aunque lo dijera con miedo.

Yoongi asintió mirándolo atento, observó de pronto el reluciente anillo que Jimin aún tenía en uno de sus dedos. Sonrió tomando su mano, delicada y delgada y le besó los nudillos con cariño y aprecio.

[...]

Minho comió, pero no saboreó en ningún momento la comida que le habían servido. Su abuelo hablaba y reía escandalosamente. A él no le parecía gracioso nada, simplemente pensaba que ese hombre se dedicaba a hablar tonterías sin sentido, así que aprendió a escucharlo sin poner atención, riendo fingidamente cuando él esperaba que lo hiciera, y asintiendo cuando le preguntaba algo, incluso aprendió a crearse una respuesta cuando ni siquiera sabía la pregunta formulada.

-¿Tienes pareja Miho?.— Su abuelo le miró atento, sonriente, arrogante, orgulloso.— ¿Alguna novia? ¿Un muchachito afortunado?

Minho le miró al principio confundido, y sonrió sin ganas para negar lentamente.

-Nada de eso.— Dijo suavemente.—

-Tienes diecisiete.— Su abuela sonrió suavemente, limpiándose la comisura de sus labios.— A tu edad, tu padre ya tenía a Jimin.

-¡Así es!.— Su abuelo se carcajeó escandalosamente.— ¡Mira nada más, tu padre ya había obtenido un buen partido! Creo que es hora de que encuentres a alguien, sé lo que digo.

Minho asintió, confundido, picando una y otra vez la carne que tenía sobre su plato.

-Tienes que ser inteligente, hijo.— Su abuela le sonrió, entusiasmada.— Debes encontrar a una mujer que sepa ayudarte, mira a tu padre, el trabajo le pesa, y pronto tú tomarás su lugar, tu pareja tiene que ayudarte con todo lo demás.— Asintió, y se tomó un momento para beber de su copa.— Busca a alguien inteligente querido, la inteligencia se hereda de la madre, busca a una mujer que sea buena educando. Debo decir que Jimin lo ha hecho bastante bien, al principio creí que fracasaría, pero no lo hizo.