Un Día Más

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Creía que ahora todo estaba reluciente.

Las cortinas estaban abiertas, la luz entraba y creía en verdad que su casa nunca antes se había visto tan luminosa. El aire era fresco, su cabello lucía brillante y suave y se sentía tan sano y reluciente.

Usó un pequeño trapo humedecido para limpiar la mesa, y el sonido de la puerta le hizo dejarlo sobre la encimera en la cocina y salir de ella mientras se restregaba las manos sobre sus pantalones suaves para limpiarlas.

Su hijo apareció justo frente a la puerta de su casa, con el bolso colgando tras su espalda.

-Cariño -lo llamó, sonriente, feliz, acercándose hasta su hijo, tomándole las mejillas, besándole la frente y acariciando sus cabellos-. Bienvenido a casa. Ven conmigo, te serviré el almuerzo.

-Me muero de hambre -murmuró su hijo, permitiéndole tomar su mano para guiarlo hasta el comedor.

-Me lo imagino -Jimin asintió, riendo dulcemente-. Estoy seguro de que has estado trabajando duro.

-Mis exámenes empezarán pronto -recordó-. Creo que pasaré la noche estudiando.

Jimin asintió, sonrió mirándolo, y le dejó el almuerzo en la mesa. Se inclinó sobre su hijo y le dejó un suave beso en la frente.

-Estoy seguro de que aprobarás todos tus exámenes -asintió, orgulloso, retirando de la frente de Minho un rebelde mechón de cabello-. Eres muy inteligente.

-¿Quién es muy inteligente? - Yoongi apareció bajo el umbral del comedor, con su piel brillante y blanca reluciendo como mármol bruñido.

Jimin sonrió, y trastabilló hasta llegar a su marido, quien le atrapó entre sus brazos y plantó un suave beso tierno y gentil sobre su mejilla.

-Bienvenido -murmuró Jimin, poniendo sus manos sobre los hombros de su esposo, dejando que él mismo tallara la punta de su nariz contra una de sus mejillas, y después lo miró-. Los exámenes de Minho se acercan.

-¿De verdad? -Yoongi miró a su hijo justo por encima del hombro de su esposo-. ¿Y estás seguro de poder hacerlo?

-Por supuesto que lo hará -Jimin rio suave, alejándose solo un poco de su marido.

-Mucha suerte, hijo -Yoongi sonrió, acercándose lentamente, atreviéndose a despeinarle el cabello-. Lo harás bien.

Jimin sonrió, comenzando a servirle el almuerzo a su marido.

Unos brazos largos y fuertes se enredaron sobre su cintura, el calor del cuerpo de Yoongi le calentó la espalda y eso se sintió tan, tan bien.

Giró la cabeza y se permitió mirarlo por encima del hombro. Rio suave cuando Yoongi le besó la mejilla y talló la suya contra su cabello como si fuera un gato.

-Te amo -murmuró, haciendo que Jimin se sintiera el más afortunado.

-Yo también te amo.

Y giró sobre sus talones, besó suavemente los labios de su esposo y le miró. Yoongi lucía tan joven y bello, su rostro estaba limpio y sus ojos estaban tan relucientes.

Bastó con un parpadeo para que el día acabara, la noche estaba presente, el cielo estaba oscuro, Yoongi le abrazaba y él podía recostarse sobre su pecho.

Tabú [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora