La Puerta Abierta

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-¿¡Cómo te atreves!?.— Su suegra le gritó a la cara, con un rostro furioso y le tomó de los brazos lastimándole considerablemente.— ¿¡Cómo te atreves a salir sin antes haber ocultado eso!?

Jimin tenía un gran hematoma en el rostro, uno que cubría toda su barbilla. Su mirada estaba agachada, y trataba de esconderse detrás de su marido, quien no había hecho más que ignorarlo desde que llegaron ahí. Su hijo comenzó a llorar desesperado, y él lo tomó entre sus brazos para comenzar a arrullarlo.

-Tendrás que aprender a maquillar eso.— Su suegra le miró aun molesta.— Haces quedar mal a tu marido, y peor a tí, porque así sabrán que eres un mal esposo. ¡Pórtate bien y no te pasará nada malo!

Apretó los labios de pronto, solo quería que su esposo terminara con sea lo que fuera que vaya a hacer en ese lugar. Quería regresar a su casa, o simplemente alejarse de sus suegros, porque tampoco quería recibir otra golpiza por cualquier razón que a su esposo se le ocurriera. 

Y de la nada apareció Seokjin, corriendo y sonriendo al mismo tiempo, por aquello de que había escuchado a algunas sirvientas decir que su cuñado estaba ahí, y deseaba enserio ver al bebé Minho.

La bella sonrisa en el rostro de Seokjin se borró de inmediato, el rostro de Jimin le provocó escalofríos, y su estómago se estrujó de manera dolorosa al ver su estado. Sintió la necesidad de esconderse, porque no quería que su suegra lo viera, aunque estaba demaciado ocupada gritándole a Jimin, provocando que su pequeño hijo no pudiera calmar su llanto a causa de los fuertes y molestos gritos de la mujer.

-Amor.— Namjoon apareció detrás de él, y le sonrió tratando de alcanzar una de sus mejillas para besarlo, pero la expresión temerosa en su lindo rostro le hizo mirar al frente.—

Su corazón palpitó adolorido cuando fue testigo de lo que vio Seokjin. Un terrible escalofrío recorriendo su cuerpo, y su estómago se revolvió sintiendo asco. Arrugó la nariz viendo como su madre jalaba a Jimin y se lo llevaba.

-Amor, ve al cuarto, ¿Quieres?.— Namjoon le sonrió a su novio, acunando su rostro alargado entre sus manos, besando tiernamente la punta de su nariz, haciendo que saliera corriendo de inmediato.—

Salió de su escondite alcanzado a tomar la mano de su hermano, quien volteó la mirada y lo miró atento. El aura pesada de su hermano había desaparecido, y sus hombros parecían haber perdido todo el peso que había estado cargando antes. Su piel estaba radiante, y su rostro mostraba lo tranquilo que se encontraba.

-¿Qué has hecho, Yoongi?.— Namjoon le miró un poco decepcionado, recordando esas veces en la que su hermano había dicho que no se podría atrever a tocar a su esposo.— Dijiste que-

-Tranquilo, hermano.— Yoongi le acarició la cabeza, y le sonrió de forma tranquila, y dio un par de palmadas en uno de sus hombros.— Cuando crezcas y veas la situación en la que estamos, vas a entender. Solo ten paciencia, pronto entenderás el orden de las cosas.

Y se fue, así; dejando a su hermano menor con un rostro que expresaba su dolor y preocupación.



[...]


Jimin lloraba, sus gritos quemando sus pulmones y su garganta, la desesperación arrasando con cada fibra de su cuerpo. Miraba con terror y horror a su esposo, aquel que alguna vez había prometido que no lo lastimaría, y que ahora rompía su promesa de la peor forma posible. Cada golpe con el cinturón en su cuerpo le ardía como un metal ardiente que lograba quemar su piel, cada jalón y cada golpe se sentían como una pedrada más a su débil corazón.

-¿¡Por qué!? ¿¡Por qué me provocas de esa manera!?.— Yoongi le gritó, mientras jalaba de sus cabellos y le miraba con ojos llorosos, como si a él le doliera más que a su esposo.— ¿¡Por qué eres así, Jimin!? ¿¡Por qué!?

Tabú [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora