Dentro de un día

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Todos se habían marchado ya, menos él. Habían salido en silencio, no tenían nada más qué decir, pero sí mucho que pensar. Por otro lado, Eddy ya lo había pensado y después de tanto pensar, lo tenía decidido, ahora solo debía comunicárselo a la única persona que podía ayudarlo a cargar con aquella decisión y con lo que vendría después.

Nina - ¿qué pasa, Eddy?

Le preguntó Nina al ver que él permanecía ahí, ella debió notar la determinación que había en él porque al instante se puso seria, Eddy la miró y distinguió en su expresión algo de preocupación, ella ya debía suponer lo que estaba a punto de decirle – quiero ser el primero en enfrentar a Apep.

Eddy llevaba pensándolo desde la noche en que bajaron por primera vez al túnel de Apep, después de sentir el miedo y el peligro que tenía frente a él, decidió que no quería dar un paso atrás y que sería valiente por sus amigos, por algo era el osarian, talvez no sabía por qué había sido elegido o cual era su destino, pero sabía lo que quería hacer con ese poder, quería proteger a los demás, pelear las batallas que fueran necesarias para evitar el caos, y de haber un precio que pagar, quería ser él el que lo pagara y no sus amigos. Sí, lo hacía por ellos, pero también por él mismo, porque debía haber una razón por la cual aún conservaba sus poderes, quizá jamás le sería revelada, pero talvez era él el que debía darle un significado, hacer nacer un propósito de esa segunda oportunidad y hacerla valer.

Nina se puso de pie – Eddy...

Eddy – ya lo decidí – dijo de manera firme, vio cómo Nina trataba de encontrar alguna manera de disuadirlo, pero no había nada que cambiara su decisión.

Nina – ¿por qué?

Eddy – no dejaré que alguien más lo haga, no siendo el osarian, y tampoco dejaré que te ofrezcas, y no es solo porque es mi deber proteger a la elegida, es porque eres quien nos mantiene unidos, sabes dirigirnos, todos te escuchamos...

Nina – no puedo hacerlo, no quiero hacer esto sola...

Eddy – no estás sola

Nina – si algo te pasa...

Eddy – si algo me pasa sé que ustedes me ayudarán, además, hablaré con mi padre, así, en caso de que no lo logre, él nos apoyará.

Nina apartó la mirada, se sentó y fijó su vista en el suelo mientras sostenía su cabeza con las manos y apoyaba los codos sobre sus rodillas. Eddy sabía que ella se negaba a aceptarlo porque, al igual que él, no quería que alguien más saliera lastimado por su causa – entiendo por qué te da miedo aceptarlo – dijo sentándose a su lado – y no deberías tener que tomar este tipo de decisiones. Hay una alternativa, sé que no quieres ponernos en riesgo y comprenderé si no quieres hacerlo; la última vez fuiste la que se fue, es mi turno ahora.

La mirada inquisitiva y sorprendida de Nina soltó una larga lista de preguntas, y aunque ella no las pronunció, él las pudo deducir. La primera era para él, era: ¿hablas en serio? Cualquiera lo preguntaría, incluso él aún se lo seguía preguntando. La segunda era tanto para ella misma como para él: ¿sería correcto decidirlo así? Eddy no sabría decir si sería correcto, pero eso sí, sería lo más fácil. La tercera sólo era para Nina, para ella misma, y no le sería fácil responder: ¿realmente lo haría?

Todas las demás interrogantes giraban en torno a las últimas dos preguntas. Se debatían entre sí sobre cuestiones morales y éticas tratando de definir qué alternativa era la correcta.

Nina- si eligiera eso... ¿sería mejor para ti?

Eddy no tuvo que pensar dos veces su respuesta – no. Ya no quiero hacer esto, decidir quién se queda y quien se va, no es justo para ninguno de los dos. Ya hemos arriesgado la vida varías veces para salvar a los demás, y no es que se vuelva más fácil, pero creo que esta vez tenemos que hacerlo por nosotros también, porque ambos merecemos estar con las personas que queremos.

El misterio de Anubis: el cetro de los elegidos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora