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Nunca pensé que Hyejin me usaría de todas esas formas, pero estaba particularmente feliz por ello. Parecía que realmente había encontrado una buena chica que no quería atarme como todas las anteriores. Yo era libre de acostarme con quiénes me apeteciera, lo realmente triste era que estaba tan exhausto para pensar siquiera en eso que raramente me sentía más que satisfecho. Aunque ahí lo tenía todo de repente, y eso me abrumaba.
Sin embargo, me dije que estaba bien. Yo podía manejarlo sin ayuda y por debajo de la mesa. Estaría muerto si Namjoon se enteraba del sucio secreto que compartía con su hermanita. 

No pude dejar de pensar en ella durante toda la mañana, ni en la ducha. De todos los chicos ¿Por qué Hoseok?, admitir que me había dolido en el orgullo el hecho de saber que no me elegiría a mí nunca para tener una relación, me ponía los nervios de punta. Yo era un hombre increíble, con decisiones propias y una interminable lista de sueños por cumplir. Tenía una buena familia y mis padres me habían educado bien. Mi único problema era el temor al compromiso, yo era consciente de eso. Porque todo lo que podía decir en mi defensa era que ya me habían roto el corazón una vez, y no volvería a pasar por eso nunca más.

 —¿Tienes hambre?—la puerta de la habitación se entreabrió cuidadosamente. 

—Un poco, sí—me levanté para abrirla por completo.

—Pedí pizza, puedes comer la que te apetezca—extendió las cajas para que tomara alguna. 

—¿Puedo comer en tu habitación?—frunció el ceño— Guardaré silencio—insistí—, no me gusta comer a solas...

—Está bien por mí—se encogió de hombros al volver a su habitación conmigo detrás suyo. 

No podía estar más fascinado con el nuevo trato entre nosotros. Sinceramente, me encantaba la habitación de la pelirroja. Era acogedora, y demasiado iluminada. Toda esa luz golpeando cada rincón del lugar me ponía de buen humor. Mucho más si se trataba de jugar, encima o debajo de su anatomía.
Mis manos se sentían demasiado pequeñas si se trataba de tocarla, y parecía que mis oídos no eran lo suficientemente funcionales cuando gemía.
Pero, aún si el silencio gobernaba todo el espacio, o no estábamos haciendo nada, era cómodo.

—Escuché que irás a Londres al terminar el verano—rompió el hielo mirándome entre sus pestañas.

—Sólo iré a ver las opciones para el posgrado. 

—¿Te gusta?—levantó la mirada.

—Bueno, Londres es sólo Londres—me encogí de hombros—. Necesito experiencia si quiero ser capaz de construir algo más que un complejo de apartamentos en el futuro.

—Entiendo—asintió con un mohín sobre los labios y no pude sentirme más inconforme con su respuesta.

—¿Qué piensas tú? ¿Londres no te parece bonito?

—La belleza es subjetiva. Pero yo no me atrevería a quedarme aquí a estudiar artes sólo porque mi madre lo hizo. No trabajo demasiado duro para ver la misma cuidad el resto de mi vida. 

—Irse es un poco... complicado. Estoy seguro de que extrañaría mucho a mi familia y amigos mientras estoy fuera. 

—Pero no vas a morir, es comprensible que los lazos afectivos es todo lo que ata a las personas para tomar decisiones tan drásticas. Y aprender a cortarlos es lo primero que debes hacer para ser capaz de construir siquiera un complejo de apartamentos—sonrió de lado—. Siempre puedes volver a hacer un nudo, deshacerlo siempre será lo complicado. 

—Creo que eres una anciana atrapada en este lindo cuerpo—me incliné para acariciar su muslo.

—Es por esto que siempre es difícil tener una conversación casual contigo. 

—Piensas demasiado, Hyejin. Siempre estás analizándolo todo, tal vez a ti te funcione, pero a mí me pone inquieto. 

—¿Entonces cómo haces para pensar en el futuro?

—No lo hago. Hoy estoy aquí en tu habitación semidesnudo y comiendo pizza. Hoy voy a follarte hasta cansarnos y es en todo lo que quiero pensar. Porque soy sumamente consciente de que en algún momento Namjoon podría abrir esa puerta y atraparme mientras te muerdo el cuello porque estás encima mío moviendo las caderas, o peor aún, tus padres podrían atraparme mientras te lo estoy haciendo otra vez en el escritorio. No es que no me importe, es que estoy viviendo este momento justo ahora, y me gusta, me gusta mucho pensar sólo en lo que tengo para ofrecer en este momento. 

—Vives de una forma muy extraña—dejó de lado el cuadernillo para inclinarse sobre mí y besarme las comisuras de la boca—. Pero me gustaría mucho intentar aquello sobre moverme encima tuyo—tragué duro al verla subirse a horcajadas sobre mi entrepierna— ¿Es así cómo te lo imaginas?—se frotó.

—En mi fantasía no llevas las bragas—mordí suavemente la piel de su cuello y luego acaricié con la lengua. 

—Cuando yo lo pienso, sólo las he hecho a un lado porque te gustan. Pero supongo que es así como tú piensas en el futuro—me bajó la ropa interior para deslizar el condón delicadamente y jugar con la punta.

—Y no asusta—me sumergí en su interior con tanta facilidad que no pude evitar pensar en lo caliente que la habría hecho sentir el hecho de confesar mis fantasías en es momento. 

A partir de ahí ya no hubo mucho diálogo, todo lo que teníamos era un beso tras otro mientras  se movía con ayuda de mis manos entre sus caderas y mi boca sujetaba la piel de sus pechos mordiéndola impacientemente.
Hyejin siempre había sido uno de mis temores más grandes, no sabía como tratarle nunca, hablarle era un problema para mi estabilidad mental porque temía hacerla sentir más incómoda de lo que lo estaba con mi presencia. Pero no fue hasta ese momento que comprendí que la razón por la que recibí tantos rechazos indirectos fue porque también era parte de sus múltiples pensamientos lascivos. La forma en la que me tocaba no parecía tan inexperta, yo diría que ya lo había hecho cientos de veces. Y eso no me molestaba en lo absoluto, era mucho más placentero para mí. 

—Voy a correrme—suspiró.

—Yo también—mi boca buscó la suya para dejar salir el orgasmo al roce de sus manos entre mi cabello. Era como si me hubieran golpeado con cientos de fuegos artificiales. 

Podría haberme quedado en esa posición durante muchas horas más, sentir la suavidad de su piel chocando contra la mía mientras el sudor le escurría por el cuello y los pequeños rizos se pegaban a su frente desordenadamente, me agradaba lo suficiente como para pensar en repetirlo otras miles de veces más. Su aroma y la forma en la que me acariciaba el cabello podrían volverme loco en cualquier sentido benevolente. 
Así que de una forma poco complicada, continuamos ese día. Cuando Hyejin entró en la bañera, yo entré en la ducha en el mismo baño que ella. Todavía después de tomar un baño, charlamos sobre sus dibujos y las razones por las que prefería mantenerlo todo en privado para otros. 
Volví a casa sintiéndome como si hubiera despertado de una siesta de 3 horas después del colegio. Me dolían las comisuras de la boca de tanto sonreír y mi cuerpo estaba más adolorido que en mi primer entrenamiento de natación, pero todo parecía estar en tranquilidad. 

Hasta que la vi bajando del Porsche. La única razón por la que comencé a temerle al amor y a descartar chicas. 

—Jihee... 

twisted|p.jmDonde viven las historias. Descúbrelo ahora