d i e c i s é i s

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La goma de mis zapatos golpeó contra el escalón mientras Hyejin me  desabotonaba la camisa de forma descuidada. Su tacto continuaba siendo impredecible, pero ya no había ni un ápice de inquietud en él.
Esta vez había sido ella quién me había besado primero, podría pensar que era su único movimiento para que cerrara la boca porque no había dejado de implorarle que se quedara sólo una última vez.  Lo cierto era que su mano fue la que se deslizó bajo mi camisa, era ella quién estaba pidiéndome hacerlo y yo no quise decir que no, porque de por sí ya era lo suficientemente caliente estar besándonos así en el mismo auto en el qué lo hicimos la primera vez.  

No había vuelto a tener sexo desde que rompimos. La primera vez que lo intenté terminé susurrando su nombre y llorando ebrio cuando mi conquista de una noche se marchó. La segunda, fue el día que supe que Hoseok sólo había sido parte de un tonto plan de Hyejin para darme celos. En vista de que había funcionado magníficamente, estaba furioso. Fue por eso que acostarme con la primer chica que vi en ese bar parecía la mejor idea del mundo... Sin embargo, terminé contándoselo todo mientras intentaba besarme y volví a fracasar.
La tercera ni siquiera tuve que hablar de Hyejin, la rubia con la que intenté enredarme me dijo que el aura con la que yo iba por la vida decía a gritos lo mucho que extrañaba a la pelirroja. Terminé asustándome tanto que lo admití envuelto en llanto, así era todo desde que habíamos terminado. Yo lloraba en el hombro de otras mujeres cada vez que lo intentaba. 

—¿No deberíamos ir a la habitación?—tomé aire al soltar sus labios. 

—¿Quieres hacerlo ahí?—sus dedos se arrastraron encima de mi cinturón. 

—Quiero hacerlo de la forma más correcta posible—sujeté las costuras de su suéter para tirarlo sobre la moqueta—. Antes sólo hice parecer que sólo estábamos follando, pero no es así, nunca fue así, para mí siempre significó algo más...

—No ordené lo suficiente—murmuró—, pero el salón está impecable...

—No has aprendido a mentirme en absoluto—fruncí el ceño— ¿Hay cosas de Taehyung ahí dentro? ¿Ustedes salen?—tomé aire— Dios ¿Van a casarse pronto?

—¿De qué demonios estás hablando?—soltó una risa tan estruendosa que me retumbó en los tímpanos— Taehyung se ha casado hace mucho.

—Y definitivamente espero que no sea contigo—mascullé. 

—No lo es—sonrió mientras me despeinaba—. Sólo, hagámoslo aquí ¿sí?—me besó el cuello y por un instante cedí ante el secreto. 

—Pero así se siente como si continuáramos yendo en secreto, y no quiero eso. 

—¿En qué dirección estamos yendo entonces?—me miró impaciente ante la respuesta.

—Una en la que podría casarme contigo ahora mismo. 

—¿No es demasiado?—se mordió el labio inferior— Recién hemos discutido como adolescentes inmaduros en el café...

—Y continuáremos haciéndolo en el futuro, porque probablemente olvidaré bajar la tapa del inodoro o no cerraré el dentífrico. Pero estoy seguro de que ninguna de esas tontas peleas tendrán que ver con el hecho de que he vuelto a perderte. 

—No necesito un papel para asegurar lo que sientes, está bien si lo hemos arruinado un poco. 

—Lo sé—acaricié su cabello—, es sólo que ya no soy ese chico miedoso al que le asustaba el compromiso.

Me costó un año entero comprender la razón por la que me sentí tan inexperto al lidiar con que otros supieran nuestro secreto. Al principio pensé que sólo se trataba de estar enamorado, pero también estaba comprometido a ser distinto, a tratar de mejorar para ser aceptado, a cuidarle, y sobre todo, a que ambos fuéramos felices. Por eso la había soltado en cuanto las cosas se pusieron difíciles.   

El diálogo se terminó tan pronto como solté la última sílaba, sus manos desabotonaron sus pantalones no hice más que mirar. Toda la ropa que llevaba encima era la lencería bermeja que lucía como si fuese a romperse en algún momento, era tan delgada y diminuta que la imagen me golpeó en la entrepierna con ímpetu. Ya no podía esperar más, mentiría si dijera que no había fantaseado con ello un par de veces luego de que rompimos, sucedía cuando le extrañaba mucho, y aunque era un fastidio pasar del llanto al erotismo era la verdad. 

La atrapé al instante en el que yo mismo me deshice de mis pantalones y la acorralé contra la pared. Se sentía como cuando ella estaba en preparatoria y no podía dejar de provocarme ni un instante, sus labios acariciaban los míos en movimientos tan tenues que me volvían más impaciente de lo que ya era. Y la forma en la que se empujaba tocando la punta de mi miembro sin nada de delicadeza me hacía gemir desesperado.

—Preservativos—susurré—, necesitamos preservativos, mientras más mejor.

—No tengo preservativos—se detuvo de golpe.

—¿Así es como has estado viviendo sin mí, Hyejin?—arrugué la nariz risueño.

—No lo he hecho desde que rompimos—metió la mano debajo de mi ropa interior—, y justo ahora estoy demasiado caliente para detenerme—gimió entre mis dientes—. Así que me temo que tendrás que ponerlo en mi boca cuando te corras...

—Dios, no me digas cosas como esas de repente—enredé los dedos debajo de sus bragas—. Porque ambos sabemos que prefieres que lo haga dentro.

—¿Y lo harás?—se frotó con facilidad gracias a lo húmedos que estábamos ambos— Porque eso me pone muchísimo. 

Y a mí me volvía loco que no reparara en decir lo que quería cuando teníamos sexo. Así que terminé cediendo al instante. La rapidez con la que mis dedos se movían cuando tenía a la pelirroja frente a mí era impresionante, el sujetador dejó de estorbarme en menos de un segundo y mi lengua tampoco pudo detenerse, extrañaba tanto la sensación de tener sus pechos en mi boca que eso me puso todavía más duro, así que dejé de tontear.
La llevé al sofá y me incliné para lamer la tela de sus bragas hasta que estuvieron completamente empapadas. Sujeté su cintura con fuerza y la obligué a girarse a mirar frente a la pared apartando un poco sus bragas para introducirme lentamente, mis dientes sujetaron la piel de su cuello al gemir mientras ella subía los dedos para sujetar el cabello de mi nuca. 

—Fue en el verano del 2015, te sentaste frente a mí durante la cena y no dejaste de hablar sobre construir edificios, parecías otra persona. Nunca antes te había visto sonreír así, entonces me miraste y preguntaste: ¿Tú qué quieres hacer con tu vida, Hye?—suspiró— Sólo me encogí de hombros, porque no tenía ni idea si realmente quería continuar con lo implícito, aun así esa noche fue la primera vez que consideré que el dibujo no debería ser sólo un pasatiempo. Y nunca habría llegado hasta aquí de no ser por ti, ni siquiera me lo habría replanteado—me tomó de la mano—. Yo, digo esto porque mi terapeuta dijo que era importante hablar sobre lo especial que eras en algún momento... Y por supuesto que me parece una idea magnífica hablar de ello mientras tenemos sexo.

Habían pasado años desde que lo hicimos, pero se sentía como la primera vez.

No había podido escribirles cuanto les agradezco el apoyo sobre esta historia :') 
Pero les amo mucho, espero poder comenzar a dedicar los capítulos cuando el semestre termine. 

Les mando muchos abrazos desde México, en especial hasta Colombia.

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⏰ Última actualización: May 15, 2021 ⏰

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