Déjame curarte

613 36 34
                                    

Narra Poppy:

Han pasado un par de semanas, pronto se va a cumplir un año desde que llegue aquí, ¿¡Pueden creerlo!?

Y no, ni Barb ni yo hemos vuelto a hablar ni a entrar a la habitación privada de Ramón, porque si, ya no es secreta, aún me siento muy mal, Ramón se ha librado de todo su público y al fin está en casa, pero lo que vi ahí cambio todo por completo, sé que es un tema sensible, hasta la mismísima Barbara Bloom (que conserva el apellido de su madre) se puso a llorar, nunca imagine verla así, nunca imagine nada de esto, nunca imagine que el señor Timberlake sufriera tanto, como yo.

Él ha hecho demasiado por mí, debería pagárselo de alguna manera ¿no?

—¡Ramón! —exclamó y voy rápidamente a abrazarlo, lo que lo hace sonreír levemente, era temprano, acabo de bajar a desayunar, ¡ya me aprendí el camino!, y lo encontré ahí, tomando café y leyendo el periódico, se veía tan lindo.

—Jaja, ¿porque fue eso? —Preguntó sin borrar su tierna sonrisa.

—Oh vamos, ¿no puedo abrazar a mi mejor amigo al cual extrañe muchísimo en esta semana que estuvo ocupado?

—Jmm yo también te extrañe Pops—admitió con los más puros y sinceros ojos, sinceridad, no estoy diciéndole la verdad del todo, ¿debería confesar? —¿Y cómo van tus clases?

—Bien, ya me mandaron mi primer libro para leer, es para niños, pero es un comienzo—Él se ríe un poco y se levanta junto a su taza, parecía que iba a ir a su escritorio.

Jaja de acuerdo, yo aun tengo cosas que hacer antes de permitirme un descanso, pero apenas pueda, pasare un tiempo contigo—Sin más se despidió con un pequeño beso en mi frente y se fue, termine algo roja, pero tranquila, ya me acostumbré a su cariño, no más hemorragias nasales.

Algo decepcionada, me dirigí a la habitación de Barb, quería ver como estaba luego de lo que paso, pero en el camino me tope con una de las sirvientas, la señorita Seung-wan, que observaba dese una esquina al señor Balvin, que conversaba abiertamente con sus hermanas, Tambora y Marimba, todas habían ido a acompañarlo en este viaje—¿Wani?

—¡오 젠장! (¡Oh, mierda!) —Ahogo un grito y rápidamente volteo a verme, como me gustaría saber coreano—Oh, lo lamento señorita Kendrick, es que me asusto.

—Descuida Wani, ¿esta...estabas espiando a Tresillo?

—Pfff nooo—hablo nerviosa—¿Qué ocurre necesita algo?

—No, no es eso, ¿has visto a Barbara?

—La señorita Bloom no ha salido de su pieza en todo el día, ¿sabes que le pasa? —preguntó, baje mis orejas levemente, me siento aún más culpable.

—Creo que me puedo hacer una idea, gracias, iré a hablar con ella—Me dirigí haya, me equivoque de cuartos un par de veces, pero logre llegar a mi destino, no me juzguen, aun no me orientar muy bien en la mansión.

Es la primera vez que entro a su habitación, muchas cosas desordenadas y tiradas, ¿acaso ella hizo todo eso? ¿Enloqueció? —¿Barb?

—¡Poppeñaja! —Salió de una pila de ropa y sabanas acumuladas en una esquina, doy un salto del susto, con ella espantándome cada 5 segundos mi débil corazón no aguantara mucho.

—¡Barb! ¿Esta todo bien? ¿Qué paso aquí?

—Ah no, mi cuarto a sido así siempre, ¿trajiste comida contigo?

—¿Por qué traería comida conmigo?

—Es lo único que necesitas si quieres visitarme, ¿Qué quieres? —Se cruzo de brazos.

—No te he visto desde...ya sabes que—Dije con pena

—Ah...descuida esta bien, si, enloquecí un poco en ese momento, pero ya estoy bien, lamento que me vieras así, solo que no había tendió que tocar esos recuerdos en mucho tiempo y que llegaran de golpe...no fue agradable—Desvió la mirada, entiendo muy bien a que se refiere.

—Ay Barb—Sonrió y me acerco para abrazarla.

—Wow wow yo no hago esas cosas—Me aparto empujándome levemente.

—Oh...lo siento...

—Solo bromeo, ven aquí—Ahora fue ella la que me abrazo, y no dude en corresponder.

—Barb...creo que deberías hablar con Ramón sobre esto, se que, aunque lo niegues, te importa.

—Ang...mierda tienes razón, es mi hermano y sigo amando al imbécil, pero no hare nada hasta que tú lo hagas—Replico y yo suspiro.

—De acuerdo, suena justo...

Pase el resto de la tarde esperando, Barb se burlo de mi varias veces, pero decidí ignorarla, al llegar las 6, vi a Ramón salir de su oficina, y dirigirse a su cuarto, perfecto, un lugar donde haya privacidad, seré sincera, tengo miedo, por lo que me han dicho, él se toma muy enserio su confidencialidad, en el mejor de los casos solo se enoja, en el peor... ni siquiera quiero pensarlo, ansiosa fui directo hasta él y me detuvo un momento en la entrada para tomar aire, y avance.

—Ramón...—Me detuve en seco al verlo, estaba justamente quitando su camisa, quedando solo en un bivirí, resaltaba sus músculos bien formados, pero eso no era lo que me impacto, por primera vez...vi sus brazos descubiertos de frente, habían cicatrices, marcas, rojizas y otras azuladas que casi se mesclaban con el color de su piel, él me vio asustado y sorprendido, también se notó la vergüenza en sus ojos, mi cara de impacto paso a una de tristeza y comprensión—N-no tienes nada de que avergonzarte...—Me fui acercando a él, la verdad, estoy por hacer una locura, pero...es un buen momento para sacar esto de mi pecho, al estar lo suficientemente cerca, con una mano baje la cremallera de mi vestido por atrás y separe los dos lados suavemente, mientras me giraba de espaldas—Y-yo también las tengo...—No pude ver su reacción ya que le estaba dando la espalda, pero se bien lo que le enseñe, ahí hay múltiples marcas, rasguños, heridas, cicatrices..., mayormente hechas por látigos, castigos que tuve que recibir y que me acompañaran por siempre, estaba muy lejos de decirle lo de la habitación secreta, pero hace meses que no dejo de pensar en esto, son cosas que eran obvias que tenia pero que nunca le enseñe a nadie, aprete mis dientes, quería llorar, ya se, soy muy sensible, sentí sus manos azuladas tomarme suavemente de mis brazos y me volteaban, para volver a quedar frente a frente, lo sentí muy cerca, poso una de sus manos sobre mi mejilla y la acaricio, esto raramente se sentía bien, ni siquiera sentía nervios y mi miedo y tristeza se esfumo al ver sus hermoso ojos color marino.

—Nunca te viste más hermosa...—Susurró con la mirada perdida en mi rostro, era bastante reconfortante vernos realmente como éramos, con nuestras heridas visibles para el otro, compartiendo el mismo dolor.

--Descuida...yo también se dé cicatrices-- Pase sus dedos suavemente por aquellas marcas, provocándole cosquillas y escalofríos,--Tener traumas adheridos a tu piel, que solo te traen dolor, y con las que vivirás por el resto de tus días...—Una lagrima se deslizo por mi mejilla y él con facilidad la atrapo y limpio, todo fue tan rápido, y ni yo misma sabría cuando paso, pero no quedo más espacio entre nosotros, sus labios azules sabían a moras y a chocolate, y a través de esa conexión pude sentir su dolor, su frustración, sus esperanzas...

Pero no, las cosas no terminaron ahí...







Weys, perdón por no actualizar, ando ocupada, jaja, en lo ultimo se me salió lo poeta, espero que lo hayan disfrutado, el próximo cap SE VIENE LEMON >:3

AgridulceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora