Hermano...(Parte 2)

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La de cabello rosado y pecas brillantes se encontraba caminando por el establo buscando entre todos los animales al suyo, cuando lo encontró se acercó con entusiasmo a la puerta como si fuera una niña que acababa de ver un perrito—¡Sol! —Lo llamó alegre y el cabello se acercó a ella, soplando aire en su cara y haciéndola reírse—Estoy feliz de verte—Acaricio su cabeza.

—Es una belleza de animal—Escuchó una voz femenina que se aproximaba a ella, Poppy se giró y se bajó de la puerta—Un gusto, soy Holly Darling, la nueva chica del establo—Ambas estrecharon las manos.

—Amapola, aunque me llaman Poppy—Saludo amistosamente.

—Así que ¿usted es la esposa del señor Timberlake?

—¿La qué? —Pregunto sorprendida y de inmediato se sonrojo—¡Oh no no no! Soy...buena..jaja...ammm....n-no es algo formal aún.

—Entiendo—Habló levantando una ceja mientras masticaba una espiga de trigo—Sol se ve como un caballo algo maltratado.

—Si bueno, tuvo una mala experiencia con malas personas—Habló la rosa apenada mientras veía a su corcel.

—Pero sabe, noto cierto interés de él en la yegua blanca de al lado.

—¿Hablas de Luna?, awww eso es tierno, justamente es el cabello de Ramón.

—Vaya, parece que es verdad que los animales imitan a sus dueños—Bromeo mirando a la rosada burlona, ella solo se encogió de hombros y se sonrojo.

Mientras tanto en otro lugar de la mansión estaba Barb en su cuarto, echada en su cama, observando aquella foto "familiar" de su hermano, sinceramente no sabía bien que hacer con ella, no quería votarla, pero conservarla le hacía mucho daño, podía ocultarlo con sarcasmo y una actitud alocada pero realmente tenía ciertos traumas reprimidos y mirar esa imagen a cada hora no la ayudaba a que siguieran así—Juro que te quemaría si no fuera una buena hermana—Le habló con desprecio a la foto.

—Hey Barbara—Ramón abrió la puerta de la habitación haciendo sobresaltar a la peli-roja, que se apresuro a doblar la foto y ponerla de nuevo en su bolsillo.

—¡Oye! No entres a la habitación de una chica de esa manera—Se quejó enojada mientras se levantaba de la cama.

—Lo siento, lo siento—Entró y cerró la puerta detrás de él—¿Podemos hablar?

—¡Nop! —Respondió de inmediato y el grisáceo se le quedo viendo extrañado—Porque...tengo que ir a clases—Rápidamente tomo su bolso y metió libros al azar dirigiéndose a la puerta, usualmente era una mejor mentirosa, pero últimamente estaba más nerviosa.

—Pero, tú no tienes clases los sábados...

—¡Cambiaron mi horario! Ya sabes, cosas de la vida, bueno, bye—Abrió la puerta a punto de salir.

—Sabes yo voy a llevarte—Dijo Ramón tranquilamente,

—....Genial—Sonrío forzosamente casi teniendo un ataque nervioso.

Así que ahí se encontraban los dos, sentados en un pequeño carruaje en la parte de adelante mientras Ramón dirigía a Luna, quién los jalaba; no era sorpresa que ambos estuvieran callados, cuando los dos estaban solos el silencio más incomodo posible se apoderaba de todo el ambiente, razón por la cual Barb evitaba cualquier tipo de momentos en los que tenga que hablar exclusivamente con él, no podría tener una peor suerte.

—Así que... ¿Cómo estás? —Pregunto el peli-azul, la pregunta más básica para sacar conversación.

—Bien, ammm...¿Y tú?

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