Siempre he sido fiel a la idea de que la soledad no se basa en cuantas personas hay o no hay a tu alrededor.
Puedes estar rodeado de cincuenta chicos y aun así sentirte solo y fuera de lugar.
Drac siempre fue una persona demasiado solitaria, incluso cuando estaba con su grupo de amigos, siempre estaba en una burbuja pensando en quien sabe qué.
Lo puedo ver a través del enorme ventanal del salón de clases, está en una banca junto a unas diez personas, todos parecen charlar y reír de algo y, sin embargo, luce tan absorto en sus pensamientos que parece no prestarles la más mínima atención.
Mi barbilla descansa sobre el dorso de mi mano, opte tener mi cabello suelto y mi flequillo ha decidido mantenerse tranquilo hasta ahora.
El clima ha sido algo frío, por lo cual me puse unos jeans de mezclilla normales y un suéter negro, junto unos tenis blancos de plataforma.
La clase se supone que debió́ de haber empezado hace quince minutos, pero Santiago no ha llegado aún, ni mi compañero de clase, Elián.
Mi vista seguía clavada en el trillizo más serio y reservado de los tres, el cual después de varios segundos parecio sentir mi mirada, por lo cual de forma instantánea clavo sus ojos sobre mí.
Había una distancia bastante generosa entre ambos, por lo cual dudo que pueda distinguir mi rostro, pero de igual forma el nerviosismo me invadió y opte por dejar de mirarlo.
—¿A quien acosas? —la voz ronca y tan familiar sonó a mi lado haciéndome pegar un brinco. Gire mi rostro con brusquedad en dirección a donde provenía la voz.
El mismo rostro que miraba hacia unos segundos apareció ahí, justo a mi lado. Solo que no era Drac el que estaba frente a mí.
Y tampoco Elián.
Fruncí el ceño ligeramente escaneándolo sin pudor alguno.
Los trillizos eran idénticos, de verdad, siempre suelen haber gemelos o trillizos que se parecen pero no son idénticos. Ellos lo son.
Hay cosas tan pequeñas que te pueden dar pistas de quien es quien, pero necesitas prestar mucha atención para verlas. Lo que ellos no saben es que, yo soy bastante observadora.
Una de las principales y más fáciles de notar es su complexión. Kilian es el mas grande de ellos, no por mucho, pero lo es. Es un poco más fornido y unos centímetros más alto, mientras que Elián es el más bajo. Drac es intermedio pero, el es mucho mas delgado que los otros dos.
Otra, que es fácil de notar son sus ojos, los tres tienen ojos grises solo que hay un ligero cambio en cada uno de ellos. Elián los tiene mas claros, un gris bastante brillante. Drac un gris ligeramente mas oscuro y Kilian, iguales a los de Drac, solo que uno de ellos tiene una ligera mancha café en una esquina, bastante notoria si lo miras bien.
Para mi nunca ha sido difícil diferenciarlos a pesar de que no convivo casi nada con ellos, solo con Elián.
Es por eso que no me tomo nada darme cuenta que el hombre a mi lado no es mi amigo.
—¿Kilian? —ni siquiera me moleste en disimular mi sorpresa.
Él medio frunció su ceño pero de igual manera tomo asiento junto a mí.
—¿Cómo es que no te tomo ni un minuto darte cuenta? —pregunto con cierto fastidio. — Me da miedo que estés así de obsesionada conmigo.
Rodé los ojos.
—Si, claro.
Soltó una ligera risa y opte por ignorarlo.
Kilian era una persona difícil de tratar, nunca se sabía cuándo decía algo en serio o era una simple broma.
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Los hermanos Douglas
Teen FictionDespués de unos sucesos inesperados, Alice Lawson tendrá que acercarse más de lo esperado a los hermanos Douglas, los cuales le demostraran que nada puede destruirte más que ellos. Ni siquiera ese pasado tormentoso que la sigue cada día.