1. Homenaje.

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19 de agosto del 2020.

— ¿Alguna vez han considerado que esto es bastante incomodo? —Thom murmuro medio irritado a mi lado.

La verdad es que no lo culpaba, en cierto modo tenía razón.

Hace una semana iniciaron las clases, empezando así mi segundo año en este lugar lleno de miserias, malos ratos y estrés sobrehumano llamado universidad.

Hoy es el aniversario número cuatro de un accidente bastante trágico que ocurrió aquí mismo, llevándose consigo la vida de dos ex alumnas.

Laurel Steves y Nathalie Miller.

Una de ellas es la supuesta ex novia de Drac, uno de los trillizos Douglas.

Esos nombres no paran de ser nombrados desde que llegue aquí, ni el de Laurel, ni el de los trillizos.

—Pobre Drac, cada que hacen estas ceremonias tiene su cara de culo. —Continúo Thomas. — No lo culpo, yo ni siquiera vendría.

—No es nada malo. —se quejo Elisa. — Es un homenaje para alguien que fue importante para nosotros aquí. Es lindo.

Mis amigos continuaron con esa conversación mientras yo miraba alrededor. Estábamos en la sala de conferencias, la gente venía entrando como si nada mientras tomaban lugares al azar.

La tarima estaba llena de veladoras blancas encendidas y al frente había una pantalla enorme en blanco, esperando a que la encendieran.

La verdad es que la escena se veía bastante creepy, pareciera que en cualquier momento iniciaría un rito espiritual.

O satánico.

Thomas y Elisa continúan peleando, en eso llegan Kath y Damián a nuestro lado.

Damián planta un beso sobre la boca de Elisa y se sienta a su lado. Kath por otra parte toma lugar junto a mí.

— ¿Creen que Drac venga? —pregunto mi amiga una vez instalada en mi lugar.

—Es obvio que no. —dijo Damián. — Esto es bastante deprimente.

—Yo digo que sí. —Elisa se medió giro para observarnos. — El año pasado vino.

—El antepasado no. —Thom rodó los ojos.

Nadie dijo nada más, cada quien se metió en su tema y conforme pasaban los minutos el auditorio iba llenándose cada vez más.

Pasaron alrededor de unos quince minutos cuando las luces comenzaron a bajarse y varias personas se colocaron justo sobre la tarima, frente a todos.

—Buenos días, alumnos de Hallwell. —Dijo el director, frente a un micrófono. — Hoy estamos aquí para hacer un homenaje a esas dos chicas que fallecieron en el accidente de hace cuatro años. Laurel y Nathalie.

En la pantalla aparecieron las mismas dos fotos del año pasado, donde dos chicas posan ante la cámara con unas sonrisas enormes. Una es castaña y la otra rubia. Ambas esbeltas y la castaña un poco más alta que la rubia.

Reconozco de inmediato a Laurel, siendo sincera es de la que más hablan normalmente. Parece ser que ella era el alma de aquí, era amiga de todos, juran que era un ser amable y bondadoso. Era todo lo bueno que existía.

Nathalie también, solo que era mucho más reservada y vivía en su mundo. Casi no socializaba más que cuando Laurel le daba unos empujones para ello.

El director continuo dando un discurso que se torna tedioso, el auditorio está a reventar a estas alturas pero a pesar de la poca distancia que nos separa, logro distinguir a unas personas en especial.

Los hermanos DouglasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora