Del otro lado de la ciudad, se encontraba en la sala de juicio la joven Leonela Rickford, se encontraba interponiendo una demanda en contra del joven Saúl Aragón quien fue descubierto con otra familia fuera de su matrimonio.
Leonela Rickford, hija de Leonel Rickford y Rosaura de Rickford, se dedicaba a estudiar una carrera técnica en ciencias de la tecnología en el centro de capacitaciones de la ciudad.
Mientras su hijo Emilio Aragón estudiaba el quinto grado de la escuela básica, todos los días al punto de las 13:00 horas o una de la tarde, Leonela salía del centro para dirigirse a la escuela básica a recoger a su hijo.
Leonela Rickford, vestía una camisa manga larga de color azul celeste, bordado con el logotipo del centro de capacitaciones y un pantalón negro, todas la tardes Leonela la pasaban a buscar para llevarse a Emilio a su casa y atenderlo como toda una madre ejemplar que, a pesar de las circunstancias, nunca dejaba a su hijo sin supervisión, otras veces lo llevaba a casa de su mamá, donde el niño convivía con su abuela y sus primos, la única abuela que a Emilio le quedaba, pues un pasado tormentoso le había arrebatado a sus abuelos paternos.
Tan humilde la mamá de Leonela, que con lo poco que tenían, siempre preparaban comida para casi una semana, Leonela se sentía agobiada por el asunto de Saúl, sentía muy adentro de ella un coraje inaudito por todo lo que estaba pasando.
Saúl, un joven de carácter violento, siempre pasando a la casa donde vivía Leonela, como si nada hubiera pasado, saliendo de su trabajo llegaba a comer y a dormir en casa de Leonela, a sabiendas de la segunda vida de Saúl y peor aún, a sabiendas que los conocidos y familiares de Leonela sabía lo que estaba pasando.
Todo el día Leonela vivía con el miedo del humor con que llegaría Saúl, pues todo el tiempo que llegaba irritado se desahogaba en casa de Leonela cuando Emilio no se encontraba o se encontraba en la escuela.
Noches penumbrosas pasaba Leonela sola con Emilio y otras noches que Saúl llegaba muy tarde, solamente para seducir y cumplir sus bajos deseos con Leonela a pesar de la segunda vida que éste tenía.
Cuando Saúl quería sexo, Leonela tenía que estar siempre a disposición de él, noches enteras, Leonela sollozaba por la ira de no saber qué hacer cuando Saúl llegaba con aroma de otra mujer, mujer con la que se le había visto con hijos fuera del matrimonio mismo.
La única forma que Leonela podía escapar de esos infames ratos, sólo era en el centro de capacitaciones donde ella estudiaba.
O a veces, cuando Emilio estaba en la escuela y Saúl no se presentaba, Leonela salía con Ernesto, para pasar momentos de desahogo, aunque éste sólo quería seducirla de igual manera a pesar de tener una familia en otra parte de la ciudad.
Otras veces Leonela no salía y se quedaba en la enorme casa que los abuelos de Emilio dejaron antes de la tragedia que los azotó años antes.
A veces Leonela caminaba a solas en las calles céntricas de la ciudad para despejar la mente y buscar respuestas de todo lo que le estaba sucediendo.
Se sentía sola y la única fortaleza que tenía Leonela era su hijo Emilio, otras veces cuando sabía que llegaba Saúl ella sabía que solamente llegaba a una cosa, a tener sexo con ella o a alejarse de los problemas con su otra mujer cuando discutían.
Se sentía cansada, desesperada, buscando una solución inteligente para librarse de todo, cada vez que veía Leonela a Saúl, sólo en sus ojos sabía que seguía enamorada de su pasado.
Mientras que, en Saúl sus ojos sólo reflejaban en Leonela un objeto sexual, una mujer más para su colección, la veía siempre con lujuria y ya no con amor.
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Me Quedo Contigo
RomantikAaron Reynolds y Leonela Rickford; dos jóvenes con vidas distintas se encuentran en el lugar menos esperado. Cuándo te das por vencido en el amor, tarde o temprano vendrá algo mejor.