CAPÍTULO XI

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Aaron salió del baño ya más dispuesto a proceder con la inducción, pero se dio cuenta que faltaba poco para que Rickford se fuera a buscar a Emilio, así que tomó aire y se dirigió a ella.

- ¡Tal parece que el tiempo se fue rápido! ¿Tienes alguna duda hasta el momento?

- ¡No por el momento! Ya su secretaria me platicó un poco más del Buffet de Ejecutivos

- ¡Disculpe señor Reynolds! Pero como le comenté temprano en la mañana, me tengo que retirar, mi hijo está a punto de salir de la escuela y no me gusta dejarlo sólo mucho tiempo esperándome. Entonces mañana a la misma hora me presento, ¿Es correcto?

- ¡Si, así es! Apenas llegues te reportas con la recepcionista y si aún no ubicas como llegar, puedes pedirle su apoyo para que te guie, te dejaré en el escritorio que usarás a partir de ahora, la lista de pendientes con las que empezaremos a arrancar.

- ¡Muchas gracias señor Reynolds! Mi número de teléfono se lo dejo aquí, cualquier cosa que necesite, me llama para ponernos de acuerdo y trabajarlo mañana. – Rickford procedió a retirarse.

Aaron no dejaba de ver a Rickford, tenía un sentimiento que nunca antes había sentido, la secretaria se dio cuenta y le ofreció un café y su apoyo para lo que requiera.

A lo que Aaron, solo agradeció por el café y declino la oferta de la secretaria por el apoyo mencionado. Aaron procedió a sentarse en su escritorio y a prender su teléfono móvil de nuevo, antes de poner hacer la lista de pendientes a Rickford.

Aaron miró detenidamente su teléfono y el primer mensaje que le había llegado era de Evans y más tarde el de Bornes, durante todo el día Hamilton ni un mensaje le había mandado.

- ¿De nuevo está pasando no es así Aaron?, Montealegre apareció repentinamente asustando a Aaron.

- ¿A qué se refiere? – respondió Aaron después de retomar el aliento.

- ¡Te acabo de ver que no le quitaste la mirada de encima a Rickford! ¿Estás seguro que vas a poder con la carga? Si no te sientes preparado aún, puedo hablar con el centro de capacitación y agradecerles y que mejor no venga ella. – Dijo Montealegre agrede para ver la reacción de Aaron.

- ¡No será necesario! Seguiremos con los planes ya estipulados, no diga nada en el centro sigamos con la operación – Dijo Aaron.

¡Teestaré vigilando Aaron! El evento patrimonial depende de ti y tu coordinacióncon Rickford, no de ella, recuerda que ella te estará asistiendo, así que nocometas un error que más adelante te puedas arrepentir – Le dijo Montealegremientras le daba palmadas en el hombro derecho y un jalón de orejas y procedióa retirarse a su oficina, sin antes pedirle a la secretaria más café

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