Una semana después de la despedida de Rickford, Aaron se sentía sólo en la oficina y trataba de que las cosas con Hamilton cambiaran, pero no se sentía cómodo con ella.
En su cabeza sólo retumbaban las palabras de Rickford "[...] me di cuenta de lo afortunada que es Hamilton y pienso que si te hablas con ella, tal vez las cosas cambien [...]".
- ¿Aaron? ¿Estás bien? ¡Te estoy hablando! ¿Por qué no respondes? – se dirigió Hamilton a él
- ¡Disculpa Hamilton! Sólo que no me siento bien – dijo Aaron desganado.
- ¡Tienes mucho tiempo diciéndome lo mismo! ¿Hay algo que me quieras decir? – dijo Hamilton de nuevo.
- ¡No, nada! ¡Sigamos comiendo! – Dijo Aaron.
- ¿Sabes? En el trabajo me han dicho muchas cosas que te habían visto con alguien dando vueltas por todo Birmingham y la verdad él tiempo que me estuvieron diciendo que te habían visto, es el mismo tiempo que estabas incomunicado conmigo o que según te sentías mal ¿Acaso es verdad? – la insistencia de Hamilton hacia Aaron, era tanta que Aaron sólo empuñaba las manos por lo que escuchaba.
- ¿Y tú que le crees a tus compañeros del trabajo? ¿Acaso no confías en mí? Si, estuve dando vueltas por Birmingham, pero eran vueltas que Montealegre me pedía hacer, fue un tiempo muy intenso el que viví y ¿Acaso me preguntaste alguna vez, cómo estaba? ¿Acaso me fuiste a ver cuándo enferme? ¿Qué acaso no te piden igual hacer diligencias a ti? – Aaron se sentía tenso.
- ¡Tranquilo, sólo preguntaba! ¡No es para que te enojes! Además estuve muy ocupada con auditorías en la empresa por eso te pedía que no fueras por mí.
- ¿Ahora son auditorias? Cuando me decías que eran visitas de los regionales a tu empresa y luego dices que yo soy el que siempre anda inventando cosas.
- ¡Mira Aaron Reynolds! – Hamilton azotó las manos en la mesa del restaurant, la gente sólo volteaba a verlos - Si, eran auditorias de los regionales que estuvieron visitando la sede ¿Acaso te preocupa que me haya enamorado de uno? ¿Acaso te preocupa que haya encontrado alguien más? Yo no soy la que tiene en la cabeza todo el tiempo, un evento que no me importaba si iba salir bien o no, por lo menos descansaba con total seguridad y sabía que al siguiente día iba llegar otro regional a visitarnos.
Ambos se pararon de la mesa, Aaron pidió la cuenta y éste procedió a pagarla.
- ¿Sabes? Mi padre me decía que, en el trabajo no es lo mismo hacerse pareja sentimental de un compañero que un compañero como pareja sentimental, y siento que contigo aplica mucho esto ¿Acaso crees que soy tonta? ¿Acaso crees que no me di cuenta que estabas haciendo cosas a espaldas mías? – Dijo Hamilton de manera ofensiva.
- ¿Y tú qué sabes de compañerismo si cuando estudiabas, siempre odiabas a todo a quien nos rodeaba? Además ¿A qué viene esas palabras sin sentido? – Dijo Aaron de manera defensiva.
- ¿Entonces crees que soy mentirosa? A ver ¿por qué no me prestas tu teléfono? ¿Por qué siempre que lo tomaba le cambiabas la contraseña? ¿Acaso me ocultas algo? – Volvió a replicar Hamilton.
- ¡Por qué tu no me dejabas agarrar el tuyo! ¡Por eso! Cuando necesitaba hacer una llamada de emergencia al quedarme sin saldo y te lo pedía, tenía que ir mejor a recargar saldo ¿Acaso no sabes que es equidad? ¿No conoces la Ley de Talión? – Decía Aaron.
- ¡Tú y tus leyes sin sentido! ¿Acaso crees que soy capaz de prestarte mi teléfono? ¿Sabiendo que es de mi trabajo? – dijo Hamilton.
- ¡Ahí está! Lo mismo de siempre, mi trabajo, mi trabajo, mi trabajo ¿En eso sólo siempre piensas? ¿Cuándo dejaste de pensar en nosotros? ¿Cuándo dejaste de pensar en mí? ¿En mis necesidades? Y yo mientras, quemándome las pestañas en el trabajo para pagar el mini cooper. – Dijo Aaron exasperado
- ¡Yo jamás te dije que lo compraras! ¡Me conformaba con uno parecido al de mi hermano que son más económicos! – Dijo Hamilton.
- ¿Ves? Vuelves a lo mismo, siempre es lo mismo contigo, jamás podemos hablar como gente decente, porque siempre, de por medio, tu familia está primero. – Aaron se encontraba enfurecido.
En ese momento sonó el teléfono de Aaron, y Aaron rápido lo volteo a ver, era una llamada de Montealegre, pensando que era de Rickford. Así que lo tomó y se lo mostró a Hamilton, para que dejara de fastidiarlo con el asunto del teléfono, y procedió a contestar la llamada.
Hamilton sólo se quedaba observando a Aaron de manera sospechosa, mientras que fruncía el ceño, gesticulaba las mejillas y se mantenía en brazos cruzados.
Aaron procedió a colgar la llamada y miró de frente y retadoramente a Hamilton.
- ¿Qué? ¿Ahora que quiere tu jefe? – Dijo Hamilton.
- ¡Que vaya por unos documentos después de la comida! ¿Ahora te das cuenta de las "vueltas que dicen tus compañeros que hago"? – dijo Aaron de manera ofensiva.
- ¿Me vas a llevar al Ayuntamiento de Birmingham? O ¿Son tan importantes los papeles de tu jefe? – dijo Hamilton mientras se mantenía en la misma posición.
- ¡Te voy a llevar! ¿No en eso quedamos? – Dijo Aaron sofocada mente.
Procedieron a subir al auto, Hamilton a diferencia de Rickford, Hamilton no dejaba que Aaron cerrara la puerta del carro.
- ¡Luego no te quejes que no hay caballeros! -Dijo burdamente Aaron.
- ¡Ya cállate y llévame! – Dijo Hamilton de manera fastidiada y con los brazos cruzados.
Aaron arrancó el vehículo, el ayuntamiento quedaba camino a donde vivía Rickford, estando por esa calle transitada, mientras conducía volteaba a ver en diferentes puntos de visión, no por preocupación de un accidente, si no con la esperanza de ver caminar a Rickford con Emilio, pues eran horas que usualmente Emilio salía de la escuela.
Hamiltonsolo lo volteaba a ver, porque sabía bien que sus puntos de visión no eran másque pretexto para no voltearla a ver a ella o ver a alguien más.
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Me Quedo Contigo
RomanceAaron Reynolds y Leonela Rickford; dos jóvenes con vidas distintas se encuentran en el lugar menos esperado. Cuándo te das por vencido en el amor, tarde o temprano vendrá algo mejor.