CAPÍTULO XV

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A la mañana siguiente Aaron se sentía más predispuesto a dejar todo por Rickford, aunque no sabía la manera de cómo decírselo a Evans y a Bornes.

Por el otro lado de la ciudad, Rickford se sentía más relajada en ir a trabajar y tomo la iniciativa de enviarle un mensaje a Aaron si podía pasar por ella, ya que Saúl, después de llevarse a Emilio y sin decir una palabra se fue y no le dejó nada Rickford para que se moviera hacia la empresa.

Rickford recordó la tarde del día anterior cuando Saúl llegó de sorpresa a contarle sus penurias a Rickford por la situación que había tenido en su trabajo y en su otra vida. Ella en automático lo tomó como si fuera un día normal con él y sin pasar a más que simple cruce de palabras, éste procedió a retirarse.

Rickford se sentía alegre por más que le pareciera y no por la visita inesperada de Saúl, si no por el pequeño convivio que tuvo con Aaron en la oficina.

Rickford le envió el mensaje de texto a Aaron y éste, como si estuviera esperando su mensaje, le contesto con un "Si". Rickford sólo se sosegaba con una pequeña expresión de felicidad por la respuesta de Aaron, aunque muy simple, pero la había llenado de alegría en ese preciso mal trago que le dejó Saúl.

Aaron había llegado a la casa de Rickford y la estaba esperando, cuando divisó que se abría aquella puerta, en Aaron sólo se mostraba una expresión de alegría, como si fuera un niño recibiendo su primer regalo.

Aaron descendió del vehículo y como todo un caballero le abrió la puerta a Rickford y procedió a cerrarla, se dio la vuelta y entró de nuevo a su auto y se fueron juntos a la empresa de Montealegre.

Aaron prendió la radio sobre la marcha a un volumen moderado para platicar con Rickford durante el camino, una plática muy llevadera entre los dos, reían y seguían platicando; aunque Rickford se sentía tranquila en el Cooper de Aaron, no dejaba de mirar por el retrovisor los vehículos que marchaban detrás de ellos, con el miedo de ver a Saúl.

Mientras Rickford miraba por el retrovisor, Aaron la miraba entre ratos y admiraba su belleza y su sinceridad al abrirse en el diálogo de su vida y la confianza dejada por él a ella para platicarle igual de la vida de él.

- Te noto un poco nerviosa, ¿Está todo bien? – Replicó Aaron

- ¡Si, bueno, no, un poco! Es sólo que me da miedo imaginar que me dirá Saúl si me ve que subí al carro de un desconocido – dijo titubeante Rickford.

Aaron instintivamente y sin objeción le sostuvo la mano a Rickford:

- ¡Descuida! Si nos llegara a ver, estuve de paso y me topé contigo para llevarte a la empresa – Aaron masajeaba la mano de Rickford con el dedo pulgar de forma delicada y procedió a hacerla un lado para cambiar de velocidad.

La reacción de Rickford ante ese rose fue agraciada y se relajó, nunca antes se sentía en confianza, inhalo aire y luego suspiro y procedió a entregarle parte de su confianza a Aaron, aunque por dentro ella pensaba en las reacciones de Saúl.

Me Quedo ContigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora