The Leftovers (continuación)

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—Abel quiere hablar contigo... a solas. Me pidió que te dijera que te estará esperando en la cancha de básquetbol que está allá.

—... ¿Por qué? ¿Qué pasó ahora?, pregunté preocupada, con el corazón a mil por hora. Esta montaña rusa había comenzado a andar y nadie me preguntó si quería subirme. Sin duda la petición de Lamar me había tomado por sorpresa. No venía al caso fingir tranquilidad. Sólo agaché la mirada y froté mis ojos fuertemente tratando de procesar lo que estaba pasado, mientras Lamar repetía una y otra vez que no era nada malo. Había sido una noche tranquila, en la que había conversado con gente nueva, en la que había reído... pero una parte de mí no podía obviar lo que tenía que pasar. Tal vez este sería el momento de arreglar mi relación con Abel.

—¿Sabes qué? Voy a ir. Pero antes debo ir al baño, porque solo Dios sabe cuánto tiempo va a tomar esa conversación.

—Tienes que calmarte, Kathy Cat. No es nada serio. Creo que te estás preocupando por nada, advirtió Lamar encendiendo un puro.

—Entonces, ¿por qué no viene él y me dice lo que tiene que decir, y ya?

—Because that's fucking Abel, respondió riendo, dándome unas palmaditas en la espalda para luego darle un sorbo a su trago.

That's fucking Abel, pensé. Así pretendían justificar todos los arrebatos de este tipo. Di un par de vueltas por el patio, a solas, con el fin de calmar mis ansias. Ansias que, en otro momento, en otro contexto, hubiese acallado con otros métodos. Eran casi las 1 de la madrugada, la fiesta recién comenzaba para algunos y en el lugar había fácilmente unas 170 personas. Resulta que durante esas horas no había recorrido ni la mitad del lugar. Sabía que Abel me estaría esperando cerca de la cancha, así que no lo hice esperar más. Entré una vez más a la casa con el fin de llegar al sanitario para arreglarme y sacarme el último parche que tenía puesto en antebrazo.

Me hice espacio entre las personas, preguntando a algunos de los chicos que ya conocía hacia donde debía ir. Además del humo, la música y el calor, las luces de neón rojas parpadeantes hacían que todo el lugar pareciera un infierno. 

De pronto, en el fondo de una extensa habitación, Abel y Cash conversaban

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De pronto, en el fondo de una extensa habitación, Abel y Cash conversaban. Ya era tarde para esconderse o huir, porque antes de si quiera intentar algo, Abel y yo solo nos miramos, esperando tal vez que alguno de los dos avanzara hasta donde estaba el otro.

Cash también se percató de lo sucedido y al ver que ninguno de los dos avanzaba hacia el otro, decidió ir por ella hasta el otro lado. Abel lo detuvo, lo tomó del hombro y le habló discretamente, pero con energía, ya que la música del lugar dificultaba la comunicación. Ella se adelantó, ocultó su nerviosismo apretando su pulgar con los puños, pensando que le traería buena suerte; y así se dirigió entre la gente hasta donde estaban Cash y Abel.

—¿Qué tal chicos?

—Hey, Kay ¿qué tal la fiesta?

—Asombrosa, en serio. Me la estoy pasando muy bien, la gente está motivadísima.

—That's good, girl. Just have fun tonight, le respondió a la chica con una sonrisa. De reojo miró a su amigo, para luego mirarlos a ambos unos segundos. Cash no quería dilatar más la situación, por lo que se disculpó y salió del lugar excusándose.

—Me gusta tu camiseta, dijo Abel observando rápidamente lo que la chica llevaba puesto.

—Gracias. Me gusta tu colgante, respondió ella haciendo alusión al colgante de cruz que llevaba el artista esa noche.

—Gracias... ¿Te parece si salimos de aquí?, le preguntó Abel acercándose a su cuello de forma casi seductora. Ella sólo asintió y ambos salieron de la sofocante habitación hasta un costado del patio trasero donde estaban los demás. El hecho de hacerse lugar para avanzar entre la gente que reía y conversaba ignorando la presencia de ambos era algo sin igual. Sabía que Abel caminaba detrás de ella, saludando a alguno de los invitados que estaban en la sala, pero sin perderla de vista, como un animal salvaje asechando a su presa. Se sentía incómoda y absurda de que algo así le ocurriera, así que cuando por fin tuvieron más espacio, comenzaron a caminar juntos, uno al lado del otro.

—Te ves muy lúcida para una fiesta XO, dijo de pronto el canadiense, luego de unos segundos de caminar en silencio.

—Me temo que lo estoy, respondió ella con una risita.

—Tampoco estás bebiendo, ¿Acaso eres abstemia?

—No. La primera y última vez que debí  alcohol después de donar sangre me sentí horrible, dijo ella mostrándole el parche en su antebrazo izquierdo.

—Oh, ya veo... ¿y esto?, dijo Abel sujetando con cuidado el delgado brazo de Katherine, curioso tratando de descubrir a media luz.

—Es una tontería... le caí bien a un chico y anotó su número de teléfono aquí, porque no traje el móvil.

Ziad, fucking bastard, dijo Abel entre dientes. Sabía que su amigo solía coquetear con las chicas nuevas que llegaban a XO.

—Parece que Ziad no pierde el tiempo, dijo fingiendo una sonrisa, señalando la Z que había dejado debajo del número. Ella solo rio ante el comentario, ya que en realidad no significaba gran cosa para ella. Sabía que ese chico podía tener otras intenciones, pero hasta ese momento había procedido con respeto y de forma amistosa.

—¿Así que aún no puedes usar tu móvil en fiestas?, preguntó mientras reanudaban el paseo.

—Ningún dispositivo con cámaras, de hecho, dijo la intérprete distraída en el contraste de sus zapatillas grises con el calzado negro de Abel. —Aún no lo saben, pero nunca me atrevería a publicar nada sobre mi trabajo o sobre ustedes. Valoro mucho la privacidad de las personas... y no es mi responsabilidad publicar contenido sobre ti, que eres el más reconocido del clan XO. Todos te cuidan y cuidan tu imagen, puedes controlar lo que la gente sabe de ti y eso es fantástico. 

—Vaya...creo que entiendes sobre esto.

—Sí... creo que eres la primera "celebridad" con la que trabajo tan directamente, pero las cláusulas de confidencialidad son muy comunes cuando trabajas para personas con cargos importantes. De alguna forma, supose que trabajar con ustedes me privaría de varios asuntos.

—¿Hace cuánto eres intérprete?

—Desde los 21.

—¿Y te gusta lo que haces?

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—¿Y te gusta lo que haces?

—Sí... hasta ahora sí. A veces es estresante, pero ha sido toda una aventura.

—A ti... ¿te gusta lo que haces?, preguntó Katty, con más tranquilidad, pues hablar con las personas siempre fue una ventaja para ella. Ciertamente no tenían tanta confianza, pero había algo en ella que a Abel le daba paz. Todos insistían en que se había adaptado bien y tenía buen trato con cada uno de ellos. Era bondadosa y no hacia distinciones por el cargo o la fama. Quienes no había tenido la oportunidad de conversar directamente con ella, la veían como una persona normal que estaba ahí para hacer su trabajo. De esa forma, Abel sentía que debía hablar con ella para arreglar las cosas, ya que las referencias habían sido buenas.

—Sí... hasta ahora sí, dijo sonriendo travieso. —A veces creo que esestresante, pero ha sido toda una aventura, aseveró con una risita juguetona que pronunció más los hoyuelos de su rostro.

BAbel (The Weeknd fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora