Lujuria | OneShots Bnha

▪️Capítulo I

La magia era algo increíble, maravilloso, siempre había pensado así. Cuando era pequeña y mi padre me llevaba a shows de magia me di cuenta de lo que quería ser, y cuando mi quirk apareció me di cuenta que era perfecto para esto.

Cuando crecí y logré entrar como ayudante en un show de magia, sentí que mi sueño se había cumplido. Era la asistente de - aunque aún no conocido - mago; él había comenzado hace poco pero yo estaba segura de que llegaría muy lejos. Compress era su nombre de mago, un apodo muy lindo y concorde a su quirk si lo pensábamos. También, gracias a su quirk podía hacer increíbles trucos de magia que alegraban a los niños y a mi; mi quirk era crear pequeños portales en los que podía traer o "desaparecer" cosas, lo que me ayudaba a sorprender al público.

Pero conforme el tiempo pasaba, la gente se aburría de los magos; todo esto era fácil de imitar si tenías los quirk apropiados, no eran simples ilusiones como antes, así que cada vez, personas como nosotros, desaparecían...

—¿Sabes cuál es el problema aquí, ____? — Compress miraba fijamente la mesa frente a él. Yo, quien me encontraba detrás de él sujetando su sombrero, me acerqué a escucharlo — La gente ya no se sorprende como antes, todo lo encuentran aburrido, monótono. Siempre tratan de buscar las respuestas  en lugar de dejarse ilusionar...

—Bueno, el mundo ya no es como antes — Compress giró su cuerpo para poder verme frente a frente; su rostro era muy atractivo, pero casi nadie se daba cuenta de eso debido a la máscara que siempre usaba en sus shows, por lo que yo era de las pocas personas que lo conocían así —. Pero a mi me siguen gustando tus trucos.

—Gracias, tu eres el único publico al que me interesa asombrar — su mano se dirigió a mi cabello y colocó un mechón de este detrás de mi oreja — ¿Quieres que te cuente un truco de magia?

—¿Un truco? — mis mejillas estaban algo sonrojadas, pero reí un poco para ocultar mi nerviosismo — No lo necesito, un mago nunca revela sus secretos, ¿no crees? — aproveché nuestra cercanía para colocarle el sombrero

—Hm... Tienes razón — su mano derecha fue directo al borde del sombrero para acomodarlo y retrocedió unos pasos —. Entonces sólo lo haré.

Con su usual actitud de caballero, hizo una reverencia, sonrió y extendió su mano hacia mí. Yo la tomé con delicadeza, esperando ver lo que ocurriría a continuación: él levantó la cabeza ligeramente y con una sonrisa algo siniestra sujetó mi mano con fuerza. Mi sonrisa desapareció al instante y comencé a preocuparme

—Buenas noches, mi musa

—¿Compress..? — el terror se apoderó de mi, pero justo cuando quería soltar su mano, ya era tarde.

Me había atrapado.