Maratón 2/6
Ya han pasado dos semanas desde el entierro de mi nana, apenas me fui del cementerio tomé un vuelo hacia Italia, debía tener espacio para mi sola.
Saber quién era el responsable me ponía un paso por delante. Conocía su punto débil y no me importaría usar a quien sea para verlo suplicar por su vida frente a mí.
No sabía nada de nadie, ya que mi teléfono lleva apagado desde que tome el vuelo, pero hoy volvía, de hecho, estaba esperando que el vuelo salga.
6 horas después
Ya había llegado a al aeropuerto de Toulouse, por suerte había dejado mi auto en el estacionamiento porque aquí eran las 2:00 de la madrugada y no había ningún taxi.
Cuando llegue a casa todas las luces estaban apagadas y maldición entrar significaba recordar y no podía derrumbarme, no ahora.
Marque un número en mi teléfono hasta que respondieron.
- ¿Puedes venir a recogerme?, estoy afuera de mi casa.
- Llego en diez minutos - y colgó.
Diez minutos después un auto aparco frente a mí y Nathan bajo de él.
- ¿Muñeca dónde te habías metido?
Me acerque a él para rodear su cintura con mis brazos y apoye mi cabeza en su pecho oliendo su perfume.
- ¿Cómo te sientes? - ni yo misma me atrevía a preguntarme eso, pero él lo hizo.
- No lo sé realmente. Me duele, pero sé que podre vivir con ese dolor, pero también está el sentimiento de querer vengarme por arrebatármela y hasta que no lo haga no podre dejarla ir en paz y no es justo para ella.
Tomo mi maleta y la metió en la maletera de su coche.
Me tomo la mano y me abrió la puerta del copiloto para poder irnos.
- Espero que no te moleste que me quede contigo, pero no estoy lista para ver la casa tan vacía sin ella.
- Muñeca, lo último que tú haces es molestarme.
Minutos después llegamos a su casa, al final decidimos que dormiría con él para no sentirme tan sola como en estas dos últimas semanas.
Me puse una camiseta negra de suya que me llegaba un poco más abajo de los glúteos y me metí bajo las sabanas.
Nathan salió del baño solo con un pantalón de chándal y se acomodó a mi lado izquierdo.
No sé cuánto tiempo paso, pero no podía dormir.
Quise pararme a buscar mis somníferos en la maleta, pero la voz de Nathan me detuvo de mi misión.
- ¿A dónde vas?
- No puedo dormir, así que tengo que solucionar el problema de alguna forma – dije al mismo tiempo batía el pomo en mis manos.
- ¿Estas tomando pastillas para poder dormir?
Me quede en silencio confirmando su pregunta.
- Ven aquí, así nos pasemos lo que queda de la madrugada hablando lo haremos, pero no más somníferos, ¿de acuerdo?
Asentí como si fuera una niña pequeña siendo regañada por su padre y me volví a acostar junto a él.
Me jalo de la cintura pegando mi espalda a su pecho brindándome todo su calor corporal.
- ¿Quieres hablar sobre cómo te sientes?
Sabía que tenía que hablar con alguien para no ahogarme con mi propio dolor, pero no podía, no era tan fácil como parecía.
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Más Que Mafias (REESCRIBIENDO)
Teen FictionCada mentira es una pequeña granada dentro de mí, nadie sabrá lo que ocurrirá cuando todas detonen, no creo que quieran averiguarlo tampoco.