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El pausado sonido de las gotas golpeando contra el lavabo, inundaban el cuarto de baño, el albino, quedó ensimismado por la conversación anterior. Cayó en cuenta de que existían muchas cosas de sí mismo, que desconocía y que había dado por sentado, simplemente cambiando de página y justo ahora, amenazaban con aparecer y desestabilizarlo.

Al salir, notó que sus viejos conocidos ya no estaban, solo quedaban en el bar Gai, Sakura y él, ¿cuánto tiempo había pasado desde que entró al baño con Genma? El tiempo se volvió relativo en algún punto de la velada.

—¡Ah! Kakashi, aquí estamos —levantó su mano, haciéndole señas—. Esta señorita dice que no se irá a su casa, si no la escoltas tú, sin duda el trabajo de un sensei nunca termina.

Dicho esto, Maito dejó salir unas leves lágrimas, seguidas de una inigualable sonrisa. Por algún extraño motivo, la bestia verde de Konoha, nunca bebía más de tres tragos, en sus visitas a Bacchikoi, en consecuencia, nunca terminaba borracho.

Hatake, llegó a la conclusión de que él no necesitaba alcohol en su sistema para actuar de forma extrovertida y divertida.

«El poder de la juventud, es sin duda, un misterio», reflexionó Kakashi.

El albino, tomo asiento al lado de Haruno. El ambiente era tenso, no sabía cómo atravesar la barrera de incomodidad que se formó entre ellos hacía unas cuantas horas.

—¿Sakura todo bien?, ¿te llevo ya a casa? —rompió el silencio, mirándola de reojo.

—Hmmm —fue todo lo que recibió de su parte, un mal puchero, que lucía encantador, proviniendo de ella.

—Muy bien, nos quedaremos un rato más —sentenció. La tez pálida de la pelirosa, hacía que el vivaz tono carmín de sus mejillas resaltará aún más, efectivamente bebió demasiado, otra vez.

—Podemos irnos... Si me lleva cargando —susurro esto último, cruzándose de brazos sobre la mesa.

—Debiste decirlo antes —Kakashi la sostuvo de la mano, para ponerla de pie, y dirigirla a la salida del lugar —. Gai, ¿puedes cubrir nuestra parte de la cuenta? Te pagaré mañana.

Una vez que Maito asintió, abandono el bar con Haruno, sobre sus brazos. Por fortuna, ya no quedaban muchos locales abiertos ni gente sobre las calles que pudieran percatarse de su presencia.

Al albino, le preocupaba llegar a manchar el estatus que con mucho trabajo Sakura, estaba empeñada en alcanzar, para ser reconocida por el mundo shinobi

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Al albino, le preocupaba llegar a manchar el estatus que con mucho trabajo Sakura, estaba empeñada en alcanzar, para ser reconocida por el mundo shinobi.

Un malentendido, un rumor, una difamación y se arruinaría todo.

—Kakashi, hueles muy bien —pronuncio la pelirosa, mientras se inclinaba sobre su pecho.

—Es raro que me llames solo por mi nombre —contesto.

—Me pone nerviosa hacerlo —soltó de repente—. Cuando lo hago... Me miras fijamente y... Tienes una mirada muy profunda... Que y-yo...

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