Hatake, estaba ya listo frente a la puerta del departamento de Maito, iba vestido con el acostumbrado kimono azul liso con tonos obscuros, que utilizaba para los festivales y demás fiestas tradicionales. Ser arrastrado por Gai, a una noche de juventud, implicaba todos los aspectos posibles, incluido el atuendo.
—¡Kakashi! Justo a tiempo —antes de que Hatake pudiera presionar el timbre. Maito abrió la puerta, revelando de igual forma, su vestimenta tradicional, solo que la suya era de un tenue color verde, con algunas decoraciones.
—¿Seguro que debemos ir vestidos así Gai? —suspiró.
—Es noche tradicional, no podemos dejarlo pasar por alto Kakashi —salió de su departamento, cerrando la puerta—. Es mejor apresurarnos, le dije a Iruka, que nos veríamos en la entrada de Bacchikoi a las ocho, no podemos llegar tarde.
El movimiento de la aldea entre semana era muy ajetreado, particularmente porque aún era relativamente temprano y muchas tiendas y comercios seguían abiertos.
El albino, empujaba con calma la silla de Gai, tenían tiempo suficiente para llegar puntuales, ya que a diferencia de Hatake, Maito, no poseía la mala costumbre de llegar tarde a sus citas.
Sobre todo, si se trataba de ir a una reunión a su nuevo lugar favorito.
Bacchikoi, era un modesto bar, que abrió hace unos meses en la aldea y desde entonces se volvió muy popular, en especial entre los chunin y jounin jóvenes.
Por supuesto que, la Gran Bestia Verde de Konoha, no se perdió la oportunidad de volverse un cliente frecuente, iba cada semana desde que se inauguró, ya fuese con Iruka o con Rock Lee.
—¡Gai-san! ¡Kakashi-san! —saludó Umino, una vez que llegaron a la entrada del vistoso bar.
—Sin formalidades por favor —le sonrió el albino.
Fueron suficientes, tan solo dos horas dentro del bar, para que Iruka, comenzará a actuar torpemente debido a las excesivas y apresuradas rondas de sake, que se tomó.
Sin duda, era un mal bebedor.
Mientras tanto Gai, entablaba una animada conversación con el gerente del lugar, en la barra principal, dejando a sus dos amigos abandonados en una de las mesas, al parecer, desde que se inauguró Bacchikoi, se hicieron muy buenos amigos, eso explicaba una de las razones del porque Maito, siempre se encontraba metido aquí.
—Kakashi, ¿ya viste a esas preciosas damas de la mesa siguiente? —Umino, comenzaba a balancearse un poco al articular cada palabra. Hatake, lo sostuvo de los hombros para evitar que se desplomará sobre su asiento.
—Iruka, deberías dejar de beber —inquirió el albino. Se suponía que ésta noche, le ayudarían a olvidarse de sus problemas y con suerte, llegar a divertirse un poco, sin embargo, hasta el momento las cosas no iban precisamente como las imaginó.
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U n f o r g e t t a b l e.
Fanfiction❝Nada va a funcionar para ti, nadie puede igualarme❞ -Hatake Kakashi.