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—Que fastidio —bufó el pelinegro—. Con esto terminamos por fin, los preparativos Kakashi-sensei —proclamó Shikamaru, con una evidente falta de emoción.

El día comenzó bastante ajetreado, Godaime-sama, había mandado llamar a Hatake, para colocarlo como uno de los moderadores del siguiente examen chunin. Tanto él como Shikamaru, llevaban toda la mañana metidos en una de las oficinas de la Torre Hokage, ideando el nuevo método para la ejecución de la prueba.

—Solo hace falta la aprobación de Tsunade-sama, y podremos irnos —contesto Hatake. Se puso de pie, apilando en orden, todos los documentos que tenían esparcidos sobre la mesa.

En cuestión de minutos, abandonaron el cubículo de trabajo, en dirección al despacho de la Hokage.

—Demonios —soltó Nara—. Olvide la lista de los aspirantes de este año —se soltó un pequeño zape sobre la frente—. No tardo.

Shikamaru, salió con paso veloz de vuelta a la sala de trabajo, ser descuidado y olvidadizo, no eran características que definían al joven, pero, era comprensible. Kakashi, le pidió, que se concentrarán el cien por ciento, para terminar todos los preparativos hoy mismo.

Cualquier otro dúo que lo hubiese intentado, seguramente fracasaría, pero ellos dos, nunca. Las habilidades e inteligencia que poseía cada uno, conformaban la sincronía perfecta para realizar cualquier tarea. En eso, eran muy parecidos.

Hatake, se recargó sobre la pared que daba a la puerta de la oficina de Tsunade-sama. Una vez, que diera su visto bueno, podría proceder a encerrarse de nuevo en su departamento.

La resaca que le atormento ésta mañana al despertar, aún le tenía punzando la cabeza. Sus pensamientos, no dejaron de atormentarle un solo momento, desde la lejana escena ocurrida la semana pasada, en la que Sakura, despreció su presencia.

Los últimos días, se la paso visitando Bacchikoi o el barbecue, saliendo ahogado de borracho. No se sentía muy orgulloso de su comportamiento, pero no existía otra forma de tranquilizarse.

No obstante, al prestar especial atención al sonido de voces que se formaban dentro de la habitación, alcanzó a detectar que se trataba de Sai. 

El albino, iba a dejar pasar por alto aquella conversación, esperando que el pelinegro no demorará más en salir, si éste último no hubiese mencionado algo que le dejó sin aliento.

—¿Qué? —Hatake, irrumpió de forma abrupta, abriendo la puerta de golpe. Captando las miradas de todos.

—¿Kakashi? —Godaime-sama, estaba sorprendida ante su conducta—. ¿Qué hacías escuchando detrás de la puerta?

—Ah, Kakashi-sensei, se adelantó a hablar con Tsunade-sama —Shikamaru, entró con una calma aparente, que pronto hizo que se sintiera fuera de lugar al notar la tensión que invadía el ambiente.

—Primero, Kakashi, no es tu costumbre escuchar conversaciones ajenas detrás de las puertas, segundo, Shikamaru, deja los preparativos del examen en esa pila —le indico a Nara, un tomo de documentos mal acomodados sobre unas cajas—. Lo revisaré más tarde, para darte mis observaciones, y tercero, efectivamente, no sabemos nada de Tenzo y de Sakura desde hace tres días.

La última parte hizo recorrer un escalofrío en la columna del albino.

—¿Qué sucedió? —Nara, fue el primero en tomar la palabra.

—Envíe en una pequeña excursión de reconocimiento a Tenzo, Sai y Sakura para investigar el paradero de los shinobis renegados, que se encuentran escondidos dentro del radio de la aldea y bueno —hizo una pausa, al mismo tiempo que dejaba escapar un resoplido—. Sai, ha sido el único miembro que ha vuelto, y no recuerda absolutamente nada de lo que sucedió.

U n f o r g e t t a b l e.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora