Una semana después, mientras que estaba en la terraza de Zee con una cerveza en la mano, Mew se preguntó si habría un hombre más jodido en el mundo.La puerta se abrió detrás de él.
-Vas a resfriarte -dijo Janne. Por unos segundos hasta que cerró la puerta, pudo oír las risas y voces de su familia. No era ninguna ocasión especial. Solo que los viejos hábitos son difíciles de romper. Cuando se acercaba la Navidad, todos ellos tendían a gravitar entorno a la casa de Zee. Diciembre era extraoficialmente un mes familiar para el clan Suppasit.
-Nunca lo hago -dijo Mew antes de tomar otro sorbo-. Pero tu deberías volver a entrar. Hace frío.
Envolviendo los brazos alrededor de su cuello, Janne jaló de él y lo besó en la boca.
-No te quedes mucho tiempo aquí fuera, ¿de acuerdo? Se te van a congelar las bolas. Y eso sería una pena. Estoy bastante encariñada con ellas.
Él rio y le dio una suave nalgada.
-Ve adentro-. Riendo, ella se fue.
Mew regresó a concentrarse en su cerveza y preguntarse qué carajo estaba mal en él.
La puerta de la terraza se abrió y cerró de nuevo.
-Vas a resfriarte -dijo Gulf.
Bajando la botella, Mew volteó la cabeza hacia él. Y sonrió.
-No lo voy a hacer si vienes aquí a calentarme, osito Gulfie.
Gulf rodó los ojos, arrugando la nariz adorablemente, pero se acercó y dejó que Mew lo jalara a sus brazos. Se sentía cálido, tan cálido, y olía increíblemente, como todas las cosas favoritas en el mundo de Mew.
Mew enterró su nariz en el pelo de Gulf y dijo:
-Probablemente deberías entrar. Realmente hace frío aquí -No quería que Gulf se fuera.
-Estoy bien -dijo Gulf, reclinándose en el pecho de Mew, buscando su calor.
Mew frotó los brazos de Gulf con sus manos, estaba sólo cubierto por un suave pullover de cachemir.
-¿Seguro no quieres que vaya a buscar tu abrigo?
-No tengo frío, de verdad -dijo Gulf-. ¿Por qué te estás escondiendo de todos?
-No me estoy escondiendo. Gulf no dijo nada por un rato.
Cuando habló, su voz sonó tranquila.
-¿Estás enloqueciendo por lo que pasó? Mew suspiró.
-Te lo dije: no estoy enloqueciendo por ello -Al menos no por lo que sabía Gulf.
-Correcto -dijo Gulf, con tono escéptico- Entonces, ¿cuál es el problema? Has estado algo extraño desde que...
-¿Desde qué te ayude a liberarte? -Gulf dejó escapar una carcajada.
-Sí. Desde que me ayudaste a liberarme. Si no estás enloqueciendo, ¿por qué has estado viéndome raro?
-¿Lo hice? -dijo Mew, acariciando los brazos de Gulf luego de que una ráfaga de viento helado lo hiciera estremecerse.
-Lo hiciste.
Mew casi se rio. Difícilmente podría decirle a Gulf que cuando lo miraba, seguía rememorando sus espeluznantes fantasías o el modo en que la cara de Gulf se veía luego de correrse. A veces odiaba su cerebro. Toda la semana, había intentado sacar esos extraños pensamientos de su mente, pero como alguien dijo una vez, una vez que se pensó algo, no podía ser des-pensado. No era como si de repente deseara a Gulf o quisiera que fuera una mujer. No lo hacía. Pero el hecho de que un simple cambio de género podría hacerle ver a Gulf de un modo diferente, lo ponía algo incómodo. Lo hacía replantearse cosas sobre sí mismo, su relación con Janne, y su relación con Gulf.
Pero todo era hipotético. No importaba. No era como si repentinamente se sintiera distinto con Janne. Él la amaba. Era todo lo que deseaba en una mujer. No tenía motivos para dudar de la profundidad de su relación. Especialmente porque tenía cosas mucho más importantes de las cuales preocuparse.
Mew miró por sobre el hombro de Gulf a las luces de la ciudad fulgurando entre las nubes. Había pensado toda la semana en la situación de Gulf, pero sin importar cuan desesperadamente hubiera exprimido su cerebro buscando una solución, había llegado a la misma conclusión insatisfactoria y frustrante cada vez: no había solución. Él era el motivo de la miseria de Gulf, y no había absolutamente nada que pudiera hacer al respecto. Gulf seguiría siendo miserable -hasta que finalmente se cansara y se alejara.
La verdad de ello calaba en él, y los brazos de Mew se apretaron en torno a Gulf. Algo agitaba sus entrañas, un miedo primitivo del tipo que nunca había sentido antes. Trató de reprimir el loco impulso de agarrar a Gulf y encerrarlo en un sitio seguro. Algún lugar al que sólo él tuviera acceso.
Sí. Seguro. Eso no era espeluznante para nada.
-Sí, me estoy volviendo loco, amigo -admitió en voz baja, enterrando el rostro en el cabello de Gulf-. Solo que no sobre lo que piensas -apoyó los labios en la nuca de Gulf, arrastrándolos sobre la suave piel de su mejilla.
Gulf se estremeció y se fundió contra él, volteando su cara hacia el contacto.
Mew se quedó quieto. Maldita sea, la reacción de Gulf ante un contacto tan inocente era increíble. Pese a saber que Gulf lo quería de esa forma -Demonios, pese a haber tenido la corrida de Gulf cubriendo su mano hace una semana- todavía lo sorprendía cuan necesitado y maleable se volvía Gulf en sus manos. Era raro, pero halagador, se sentía errado y, sin embargo, aun así, empujaba esos extraños botones, retorcidos, que ni siquiera sabía que tenía.
Besó la comisura de la boca de Gulf. Un pequeño gemido escapó de los temblorosos labios de Gulf.
La puta madre.
Volteó a Gulf y lo miró. Jodida Madre de Dios.
Gulf se veía... se veía como si hubiera sido besuqueado intensamente: sus pupilas dilatadas, sus pálidas mejillas sonrojadas, y los labios abiertos. La anhelante, hambrienta mirada que le dio a Mew era francamente descarada y obscena -el tipo de mirada que tendría una puta antes de abrirse de piernas.
Mew se quedó mirándolo.
Gulf cerró los ojos y respiró hondo.
-Yo... ¿Por qué lo hiciste? -dijo Gulf antes de abrir los ojos y mirar a Mew.
Esa era una buena pregunta. Detrás de ellos, la puerta se abrió.
-La cena está lista, chicos -dijo Sun.
-Ya vamos -dijo Mew, poniendo una mano en la espalda de Gulf y guiándolo hacia el interior.
Gulf le lanzó otra mirada fulminante.
-Te pareces a Saint cuando estás cabreado -dijo Mew, con el ceño fruncido-. Es extraño.
Gulf se alejó pisando fuerte. Sun levantó las cejas.
-¿Problemas en el paraíso?
Mew suspiró, pasándose las manos por el pelo.
-Sí, se podría decir eso.
Su hermana lo agarró del brazo, sus ojos llenos de curiosidad mientras lo miraban.
-¿Quieres hablar de ello? Él le sonrió con malicia.
-En realidad, no -No tenía ningún sentido incluso en su cabeza. No estaba seguro de por qué había tocado a Gulf de esa forma, luego de que Gulf le pidiera expresamente que no lo hiciera una semana atrás. Fue cruel y completamente innecesario.
¿Qué le pasaba? ¿Estaba tratando inconscientemente de manipular a Gulf? La idea hizo que Mew se sintiera profundamente molesto. Le gustaría pensar que él era mejor que eso, pero considerando sus espeluznantes pensamientos previos sobre encerrar a Gulf, no estaba realmente seguro de serlo.
Cristo.
-Tiene razón en estar enojado conmigo -dijo Mew-. Voy a tener que arrastrarme bastante esta vez para que me acepte de nuevo.
Riendo, su hermana sacudió la cabeza.
-Ustedes dos son como un matrimonio de años, sin los beneficios del sexo.
Mew desvió la mirada.

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Mejores amigos
Fiksi PenggemarAdaptación Mejores Amigos, uno enamorado del otro y el otro con novia. Historias como esta no tienen un final feliz. Sin editar