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A veces, Gulf no sabía si haberle contado a Mew sobre sus sentimientos había hecho que todo fuera mejor o peor. Era mejor en el sentido de que no tenía que estar mintiendo todo el tiempo y pretendiendo ser feliz mientras que se sentía como una mierda. Era mejor en el sentido de que Mew había dejado de hacer alarde sobre lo feliz que era con Janne.

Pero en otros aspectos, era mucho, mucho peor. Porque podía sentir la piedad de Mew, la culpa de Mew, el esfuerzo que Mew hacía para que su relación no fuera diferente a la de antes. Y era jodidamente horrible.

A veces Gulf se sentía con ganas de gritarle a Mew que no necesitaba de su compasión, que no era un frágil jarrón que se rompería con cualquier mención de Janne. Otras veces apenas podía evitar besar a Mew, porque era tan condenadamente bueno para él, siempre sobreprotector, queriendo proteger a Gulf de cualquier dolor y daño, incluso si era él quien últimamente lo hería.

-¿Soy yo, o Mew está jugando al casamentero? -dijo Win, apartándolo de sus pensamientos.

Gulf suspiró. Este fue otro cambio a peor: Mew estaba decidido a encontrar un novio que haría a Gulf olvidar todo sobre él. En las últimas semanas desde que le había contado todo a Mew, este hizo de todo para forzarlo a dejar a Sunan, sabiendo que a Gulf él no le importaba, y lo empujó hacia tres tíos diferentes, todos ellos escogidos por la mano de Mew. Win fue el cuarto suertudo.

Gulf levantó la mirada de su cerveza para mirar a Win por sobre la mesa. A diferencia de sus predecesores, Win era en realidad un chico al que conocía muy bien y le gustaba. Gulf lo consideraba un amigo cercano -no tan cercano como Mew, por supuesto, pero, aun así. Él y Win habían compartido el mismo círculo de conocidos durante tanto tiempo como podía recordar. Como los únicos herederos de sus respectivas familias, obscenamente ricas, se entendían bien. Win era el "chico dulce" al que Nam se había referido cuando acusó al padre de Win de ser un criminal. Lo que Nam no sabía era que Win era gay y estaba profundamente enterrado en el armario, al igual que su hijo -lo cual era algo que ella también desconocía. Win era la única persona que había sabido que él era gay desde hace años.

-Sí -admitió Gulf con una mueca-. Solo ignóralo, ¿de acuerdo? Sigo diciéndole que deje arrojarme tipos, pero conoces a Mew. Si pone su mente en algo, nada puede pararlo. Está decidido a encontrarme el novio perfecto.

Las cejas de Win se elevaron.

-Supongo que debería sentirme halagado de que me escogiera como candidato, entonces.

Gulf le sonrió.

-Mew puede ser hetero, pero no es ciego -Win sin duda era digno de verse.

Incluso dejando su enorme herencia de lado, era un buen partido. Tenía el cabello oscuro, profundos ojos color chocolate, la estructura ósea perfecta, y una piel impecable. La única imperfección era su boca, que parecía demasiado grande para su cara, el labio superior más lleno que el de abajo. Win era un par de pulgadas más bajo y de construcción más ligera que Gulf, pero muy en forma. Él se veía bien y lo sabía.

-Muchas gracias -dijo Win, guiñándole un ojo-, tú no estás tan mal tampoco.

No era de extrañar que Mew confundiera su flirteo inocente por algo que no era. Siendo hetero, Mew probablemente no podía ver que no había verdadera química entre Gulf y Win. Habían sido el primer beso uno del otro, pero nunca habían estado demasiado atraídos el uno por el otro, incluso cuando eran adolescentes atestados de hormonas.

-No soy lo suficientemente 'malo' para ti -dijo Gulf con una suave risa. La debilidad de Win por los chicos malos estaba bien documentada.

Win se quejó.

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