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–¿Hay algún motivo por el cual has estado mirando a ese tío toda la noche?

Mew tomó un sorbo de su copa de vino y miró de reojo a su hermano mayor.

-No sé de qué estás hablando.

Zee se reclinó contra la pared junto a él, bebiendo su vino. Sus agudos ojos se detuvieron en él por un momento antes de barrerlos por la habitación llena de gente. Sus fiestas de Navidad solían ser asuntos pequeños, sólo para la familia, pero mientras que fueron todos creciendo, comenzaron a incluir a otros seres queridos, niños, y un sinnúmero de amigos de los hermanos Suppasit, y ahora era una gran fiesta, llena de gente. La mirada de Zee se detuvo en el alto hombre que estaba parado junto al árbol de navidad -el alto hombre que estaba invadiendo el espacio personal de Gulf. Bright Vachirawit.

–Sí, ese es el tipo al que has estado fulminando con la vista – Zee dijo con sequedad–. ¿Dónde está tu espíritu Navideño?

–No lo he estado fulminando con la mirada –dijo Mew–. Sólo que no sé qué está haciendo aquí. No fue invitado.

–Llegó con Win Metawin, a quien tú invitaste.

–Es el ex de Kana –dijo Mew–. Ese pendejo le rompió el corazón hace unos meses.
–Gulf no parece tener el corazón roto –dijo Zee–. Parece estar divirtiéndose.

Eso era bastante cierto; y eso lo enojaba. Mew quería ir allí, zarandear a Gulf y preguntarle qué carajos estaba haciendo. Vachirawit había roto con Gulf porque este no estaba preparado para salir del armario y presentarlo a su padre. Era un perdedor despechado que no pudo aceptar la ruptura con gracia y le dijo a Gulf que era un amante terrible y frío cómo un pescado. Era definitivamente la cosa más idiota que podía decir, considerando que había sido el primer novio de Gulf. Y ahora, por algún motivo, Gulf estaba sonriendo y charlando amigablemente con el tipo.

–No debería ni estar hablando con ese capullo –dijo Mew.

–Creo que deberías dejar de tratar a Gulf como a una criatura –dijo Zee con una sonrisa irónica–. Te das cuenta que tiene tu misma edad, ¿verdad? Actúas más protector con él de lo que eres con Mile, quien realmente es tu hermanito pequeño.

Mew se forzó a mantener una expresión neutra, luchando contra el ardor que subía por su rostro. Su familia estaba muy consciente de que él consideraba a Gulf como un hermano. En el pasado, Mew no se había molestado en ocultar su malestar cada vez que sus hermanos lo pinchaban sobre la naturaleza de su relación. Se preguntaba qué pensarían si se enteraran de su reciente inclinación a poner su polla en la boca de Gulf.

–Kana puede cuidar de sí mismo –dijo Mew, viendo a Vachirawit inclinarse y decir algo al oído de Gulf, con una sonrisa maliciosa en el rostro–. Pero ese perdedor debería quedarse lejos de él. Tuvo su oportunidad, y la cagó.

–Tal vez Gulf decidió darle una segunda oportunidad –dijo Zee, pero parecía distraído, con sus ojos fijos sobre Saint, que estaba haciéndole una mueca a su hermano adoptivo, al otro lado de la habitación–. Lo está haciendo otra vez –murmuró, negando con la cabeza, antes de salir trinando hacia Saint.

Mew miró a Zee agarrar a su novio y dedicarle una severa mirada. Saint sonrió más ampliamente, parecía muy orgulloso de sí mismo. Zee entrecerró los ojos y le dijo algo, que hizo que Saint se ruborizara. Saint se humedeció los labios y asintió con una sonrisa sorprendentemente tímida, y la mirada de Zee en respuesta podría ser descripta como algo intermedio entre hambrienta y embelesada, mientras que miraba al malcriado de su novio.

Mew desvió su mirada hacia Gulf y Vachirawit, sintiendo a su mandíbula apretarse. La mueca en el rostro de Vachirawit era nauseabunda. Gulf... Gulf era más difícil de leer. Estaba sonriendo y se veía interesado en lo Vachirawit estuviera diciendo, pero Mew aún tenía problemas para creer que la sugerencia de Zee, sobre que Gulf podría haber decidido darle una segunda oportunidad a ese perdedor, fuera cierta. Gulf no quería a Vachirawit. Gulf estaba enamorado de él. Independientemente de cómo se sintiera Mew con ello, era algo que había llegado a aceptar. Excepto…

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