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"tricky shadows"
-No deberías estar nerviosa ni un poquito, Mer.-le dijo Luna Lovegood la mañana antes del partido contra los leones. Mer atinó a sonreír a lo que su rubia amiga le comentó.
No era que estuviese nerviosa, pero algo le decía que no iba a salir bien. Suspiró y tomó su tostada para darle un buen mordisco y sonreírle a Colin y a Ginny, que habían llegado.
-Okey, hablemos de las cámaras.-dijo el niño rubio como su fuera la cosa mas seria del mundo.-Las mágicas están bien, pero vamos. ¿imágenes que se mueven? ¿los magos saben que es un vídeo?
Mer rió ante las caras confundidas de sus amigas.-Ahí está tu respuesta.
-Por Merlín, habla de cosas normales.-se quejó Ginny somnolienta.-Es muy temprano como para ponerme a debatir de esas cosas. Además, nos toca Pociones con las serpientes y sé que el estúpido de Atlas va a hacer algo para que Snape se enoje y nos castigue a todos. Él y su grupito.
El "grupito" que Ginny hablaba era nadie más que un par de Slytherin estúpidos como Atlas. Uno se llamaba Louis Blackthorn y el otro James Lightwood. Este último fue el que ayudó a Mer en una clase de pociones hacía tiempo pero resultó ser igual o peor idiota que Black. Mer bufó.
-Nosotros solo debemos hacer nuestro trabajo y listo, no debe pasar nada más.-dijo Mer tratando de tranquilizar los ánimos de la pelirroja, quién solo suspiró.
Los cuatro se pusieron de pie y comenzaron a caminar a el aula saliendo del Gran Comedor donde Mer pudo ver como Ron y Harry caminaban solos, sin Hermione. Mer rodó los ojos al recordar el actual estado de la amistad entre su hermana y el hermano de Ginny. Y es que desde que el gato de Hermione se comió a la rata de Ron, parecía el fin de la amistad. Parecía porque Mer sabía que en algún momento Ron correría a ella por una tarea o algo.
Mientras, Ron estaba completamente deprimido por la partida de la rata y Mer sabía que Harry estaba intentando animarlo con cualquier cosa. Pero ese era su problema, Mer solo pensaba en el partido que tenían en un día.
La clase sorpresivamente fue normal. Ni Atlas ni Snape discutieron en ningún momento lo que fue muy raro para todos. No que se quejaran, pero era raro ver a los dos tan calmados, en especial a Snape, que con ver a Atlas ya lo castigaría. Atlas por otro lado, a los ojos de Mer, estaba actuando muy, muy diferente a como siempre actuaba. Mer se lo había topado ya varias veces en la lechucería enviando cartas, también en la biblioteca y en ninguna ocasión la llamó de ningún insulto como acostumbraba el chico.
Nuevamente, Mer no se quejaba. Pero era raro y aunque no quisiera aceptarlo, le preocupaba un poquito.
¡Pero casi nada!
Cuando la clase acabó y el almuerzo llegó, Mer se sentó con Draco pues tenía que preguntar cosas.
Las cosas con el rubio se estaban haciendo cada día más y más complicadas. Desde que Mer pensó en que tal vez el rubio era mucho de su agrado, más de lo que le gustaba aceptar, Mer estaba hecha un lío. Tenía doce años, no sabía nada del amor y esas cosas asquerosas, y sin embargo ahí estaba, pensando como sería estar mano a mano con el rubio.