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"halloween"
La última clase que Mer tenía ese día eran dos horas de Pociones con el que aparentemente era el profesor más aterrador de todo Hogwarts, Severus Snape.
Mer no se dejó intimidar bajo la mirada fría del profesor que daba a todos una vez que entraron al salón.
Luna se removió incomoda ante la mirada y otros alumnos hicieron lo mismo, pero Mer estaba bastante tranquila, solo era el profesor tratando de dar una aterradora impresión.
-En esta clase no agitarán sus varitas o harán encantamientos tontos.-dijo con la voz más espectral que Mer había oído en su vida.-En esta clase les enseñaré el arte de hacer pociones, les enseñaré a enfrascar el éxito, a detener la muerte.
Mer alzaba las cejas, estaba fascinada.
Luego el profesor tomó lista empezando por la casa de la que era jefe, Slytherin. Luego empezó a llamar a los alumnos de Ravenclaw. Pasó poco para que la nombraran a ella.
-Merope Granger-llamó y ella alzó la mano. Snape bufó-Fantástico, otra sabelotodo.
Los alumnos de Slytherin, encabezados por Atlas, soltaron risitas nada disimuladas. Mer sonrió.
-Por supuesto.-dijo ella sin inmutarse ante la ceja alzada de Snape.
El profesor pareció querer sonreír y siguió su lista. Después les enseñó los temas que verían en el año y se dispuso a enseñarles a hacer una poción básica para ellos. Mer se sorprendió cuando llegó a su banca y asintió ante la poción que había hecho ella.
-Nada mal Granger-le dijo para seguir su camino. Ella sonrió con alegría y algo de superioridad. Estaba orgullosa de sí misma. Y se le hizo la sonrisa más grande cuando el profesor regañó a Atlas por el fiasco de poción que había hecho.
-Igual que su padre-dijo Snape con voz afilada-Igual de mediocre.
Atlas se puso rojo de la ira pero no dijo nada. Luego captó la mirada burlona que le dedicaba la chica de Ravenclaw y sus ojos brillaron con odio.
Mer no se dejó intimidar nuevamente y empezó a recoger sus cosas para salir del salón. Se iría a su sala común a realizar los pocos deberes que me habían dejado y luego iría a cenar. Pero sus planes se vieron interrumpidos por la voz cargada de odio de Atlas.
-Te encanta, ¿No es así?-preguntó mirándola con asco-Todos te tienen que decir cuan asombrosa eres sino te mueres.-escupió.-¿De verdad estás tan necesitada de atención?
Mer sonrió.
-¿Y a ti?-ella contraatacó.-¿Siempre tienes que ser así de odioso?-preguntó ella ahora.-¿Siempre debes ser así de maleducado, arrogante, e idiota con todo el mundo?
-Te vas a arrepentir de siquiera haber venido a Hogwarts-dijo el niño muy cerca de ella.-Te arrepentirás de todo, sangre sucia.
