| tres |

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—¿Qué ocurre? ¿Es que chupármela te ha puesto tan erecto? Me siento tan halagado. Pero, aún no es momento para temblar, cariño.

Una vez en su regazo, a horcajadas, lo besó sin aguantar más, lo besó desesperadamente; sus lenguas chocando, la saliva ya escurriendo, siendo todo completamente sucio, y cuando SeungMin intentó alejarse, Chan le agarra de la nuca y lo mantiene allí.

Acarició con su pulgar los cortos cabellos de esa zona mientras su otra mano se escurrió por la espalda para después tirar hacia arriba de la sudadera. SeungMin comprendió y levantó los brazos siendo así, al fin la última prenda arrancada de su cuerpo.

De repente, antes de que este mismo retomara el beso, los dedos del otro se interpusieron frente a sus labios.

—Puedo hacerlo yo —dijo SeungMin, con esa voz jadeante.

Chan movió la cabeza—. No. Has tardado un jodido siglo en hacer una simple mamada, no me imagino el tiempo que te tomará prepararte tu solito.

Por esa razón, regresó a insistir con las yemas de los dedos empujando levemente contra su boca. Y, SeungMin terminó por aceptarlos.

Abre la boca como el chico obediente que tanto le gusta a Chan. Sus labios brillan, están hinchados y enrojecidos. Se encontraba igual de excitado que él, y la actitud y apariencia de SeungMin se lo demostraba. Como todas esas veces en las que le besa de una forma distinta cuando se hallan solos, hasta el punto de cambiar el ambiente de estudio por el que empezaron a uno más acalorado e íntimo.

Cada vez le iba gustando más esas secciones con SeungMin. Empezar con algo irrelevante y acabar teniendo sexo...

Él envolvió los dedos con su lengua, la acumulación de baba por sus comisuras y Chan ya se había perdido ante la imagen. Los dientes rasguñaron ligeramente sus dedos y la acción logró despertar aún más su interés.

Disfruta de esta parte de SeungMin, esa actitud decisiva y atrevida, la pueda estar observando todo el día y nunca cansarse de ella, porque, luego todo rastro de seguridad se perdía al día siguiente, enfrente de más personas o, a los minutos de terminar y se veía tan avergonzado desnudo que pedía a Chan que mirase a otra parte mientras se vestía; aunque este siempre volvía la mirada —como si pedir a un niño que no hiciera esto o lo otro y sea lo primero que haga.

De hecho, SeungMin tampoco se libraba de ser un poco travieso. Puso la condición de tener sexo al finalizar sus horas de estudio con la condición de que Chan prestara atención, ya que o tendía a distraerse o aburrirse al cabo de un rato. Un premio que se ganaría si ponía de su parte. Y, aparentemente, logró funcionar.

A Bang no le agradaba estudiar más de dos noches seguidas, tampoco es que las necesitara, pero follar dos noches seguidas... esa era una jodida oportunidad. Para él y para cualquiera que no sea un idiota en rechazar algo así.

En un punto inespecífico, ambos intercambian miradas, son diferentes a otras. La acción ocasiona una sensación en su cuerpo. Chan tiene los ojos oscuros, brillosos. Está mordiéndose el labio, pero parece no darse cuenta. SeungMin le mantuvo la mirada durante un rato prolongado, bastante, en realidad, que le llegó a parecer atractiva y provocadora, y no aguantó más esa actitud.

Retira los dedos prácticamente con molestia, pero «molesto» estaba lejos de describir cómo se sentía —eufórico, quizá—; sin haber tocado si quiera visto a SeungMin en toda una semana porque este había decidido pasar lo que quedaba de vacaciones de verano en casa de sus padres. Hubieron mensajes y llamadas, algunas en las que conllevaba meterse la mano en los pantalones, pero, más que eso: absolutamente nada.

𝑩𝒍𝒖𝒆.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora