| dieciocho |

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Estaba siendo uno de esos perfectos días de invierno, una vez que el primer cuatrimestre de curso terminaba, en donde básicamente toda la facultad empezaba a vaciarse. SeungMin amaba esos momentos, se podía dar el lujo de amanecerse y no salir de su habitación.

Se pasó todo el sábado y parte del domingo en cama, pudriendo su cerebro a más no poder con realities de adolescentes embarazadas, llenándose el estómago de ganchitos y bebidas energéticas, y lo que podía ser peor, ignorado por completo los mensajes de texto de Chan.

𝗖𝗵ෆ𝗻: 𝗊𝗎𝖾 𝗍𝖾 𝗈𝖼𝗎𝗋𝗋𝖾? 𝗅𝗅𝖺́𝗆𝖺𝗆𝖾
𝗖𝗵ෆ𝗻: 𝗌𝗈𝗅𝗈 𝗊𝗎𝗂𝖾𝗋𝗈 𝗌𝖺𝖻𝖾𝗋 𝗌𝗂 𝖾𝗌𝗍𝖺́𝗌 𝖻𝗇

Consiguió no coger sus llamadas y fingió estar dormido todas las veces que Chan iba y tocaba su puerta. Estuvo bastante ausente de todo lo externo, pensando que alejándose un tiempo le ayudaría pero, la verdad es que, estar solo no ayudaba en lo absoluto, porque SeungMin estaba total y terriblemente deprimido.

En un pozo, en un agujero oscuro, profundo y sin escape. En lo que todo se oía lejano desde ahí, pero de hecho estaba más cerca de lo que imaginaba.

—Por Dios, SeungMin, esto apesta. —La voz de JeongIn salió de algún rincón, le tomó un momento encontrar en qué parte se hallaba—. ¿Me voy un tiempo y tú decides convertir la habitación en tu madriguera?

El día era gris y helado; una módica brisa chocando contra los cristales y un petricor vistoso que abundó la habitación al momento que JeongIn abrió la ventana. En esa semana todo parecía planeado para cubrir su nube de nostalgia.

No supo en dónde se había metido todo el fin de semana. O si había olvidado de algún pequeño mensaje donde le decía de su paradero, aunque luego de meditarlo supo que tampoco le interesaba saberlo. Se escabulló debajo de las sábanas y volvió a cerrar los ojos. No iba a dormirse, ni siquiera lo intentaría. Llevaba con esa tarea todo el fin de semana y hasta entonces no lo había conseguido.

Rogaba con que JeongIn cogiera lo que sea que estaba buscando y se marchase lo más pronto posible. Sin embargo...

—¡Oh! ¿Qué tal, Chan? Pasa.

Mierda, ya sabía que de algo se estaba olvidando.

Sabía que si le hubiera avisado a JeongIn cuál era el problema, él sería el primero en respetar su espacio. Y también sabía que si le decía que no quería ver a Chan, JeongIn no le habría invitado a pasar. Pero él obviaba todos esos detalles, y por eso SeungMin no se permitió guardarle resentimiento.

Se incorporó. Salió de debajo de las mantas con más cautela de la que requería la situación. No miró a Chan al momento, su vista periférica le dio suficiente información para hacerle saber que estaba de pie en el marco, aunque no la bastante para transmitirle la expresión que llevaba en la cara.

—¿Vas a salir? —le preguntó entonces Chan a JeongIn, adentrándose sutilmente en la habitación.

—He quedado con unos amigos —respondió JeongIn, mientras se colocaba unos guantes y el gorro de lana.

JeongIn también aprovechó en cambiarse de ropa, peinarse y utilizar su cepillo de dientes; había pasado el fin de semana en casa de sus tíos. Su sorpresa fue encontrase con SeungMin, en la cama y todo a su al rededor desordenado. Lo primero que pensó es que estaba con Chan, aunque no parecía haber rastro alguno de que ambos hayan estado juntos. Ciertamente, el cuarto lucía como si SeungMin no hubiera salido ni para comer.

De repente se encontró así mismo, en medio de un aura bastante pesada. Resbaló los ojos desde Chan hasta SeungMin y estudió su mirada. Era realmente incómodo estar en la misma habitación con ellos dos. JeongIn no sabría decir por qué, pero la sensación siempre había sido así. De modo que no tardó mucho en dejarlos solos.

𝑩𝒍𝒖𝒆.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora