| trece |

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Para SeungMin descubrir su sexualidad y experimentar con ella a temprana edad fue un error. Hacía cosas que un adolescente jamás debería hacer. Si pudiera cambiar algo, sin duda sería no haber hecho las cosas tan deprisa.

SeungMin creció en un hogar donde las reglas eran un punto muy exigente. No obstante, pronto descubriría que burlar las ordenes de sus padres sería tan fácil como atrancar la puerta de la habitación y esperar a que todos estén dormidos, cuando ni los pasos de su madre yendo a por un vaso de agua se oigan en las escaleras del primer piso o el volumen de la televisión del cuarto matrimonial se escuche, salir por la ventana y echar a correr.

La primera vez que escapó de casa fue a los catorce años, después de ceder a las insistencias de sus amigos; aquellos mismos de los que ningún padre o madre les gustaría que se juntaran con su hijo. El señor y la señora Kim ya habían visto a SeungMin andando con ellos, pero no dijeron nada, lo dejaron pasar y aquello fue el principio del error. Solo eran pequeños mocosos malcriados que les encantaba meterse en problemas, nada extremo.

A los dieciséis dio un paso más grande y decidió encontrarse con un tipo que conoció en internet. Una red social que a fines cuentas su objetivo era para encuentros sexuales: «¿Qué edad tienes?» preguntó él. Jamás supo su nombre. Llevaba un anillo de casado, rondaba los cuarenta años, y aún así era muy corpulento, se veía muy fuerte. Podría destrozarle en cuestión de segundos; si hubiera un forcejeo él ganaría.

«Diecinueve», contestó SeungMin y el hombre exclamó: «¡Cielos! Los chicos de ahora lucís tan jóvenes. Sois una generación tan preciosa... con una ingenuidad muy particular. Nunca dejáis de sorprenderme.» Incluso ahora nota como su mano le toca la pierna y luego el roce del anillo contra la piel de su cuello cuando él le toma por la nunca y presiona para que se agache. «Veamos qué tan buena es esa boquita tuya.»

SeungMin hizo tantas cosas mal que centrarse en una sola le resultaba imposible. Encendía a los hombres y luego los apagaba sin más. Aparentar no saber lo que hacía fue como su arma secreta. Entendió una cosa: a los hombres les gustaba tener el mando. Llevar esa voz de autoridad les excitaba y se la ponían dura.

Se dejaba tocar en cualquier sitio, que le metieran los dedos. Sonreía a la cámara cuando alguno le grababa desnudo o a punto de chupársela. A él no le importaba. Sonreía de verdad porque ellos le pedían por favor así que no lo vio mal.

Solo Dios sabía cuántos vídeos pornos suyos habrá en los celulares de completos desconocidos.

—¿Cuándo me vas a dejar follarte? —Había preguntado uno con el que se veía con mucha frecuencia y con el que más se acercaba a su falsa edad. Un año y medio por adelante y ya no tendría por qué mentir—. Déjame quitarte la virginidad. Los dedos no se comparan a un pene, lo disfrutarás como nunca.

SeungMin negó riéndose—. La virginidad es lo que más os gusta a vosotros, ¿no es así?

El otro que estaba abrochándose los pantalones, sonríe y los hoyuelos de sus mejillas se aprecian entonces le echa una mirada atrevida y lleva la mano a su cintura antes de pegar la boca a la suya. SeungMin deja que la lengua se deslice por sus labios mientras es alzado y cargado entre sus fuertes brazos.

Todavía recuerda tanto ese sentimiento: de ser feliz, ser amado, estar protegido y cuando le besa puede asegurar ser la persona más afortunada del mundo... A veces se dejaba llevar y acababa enamorándose de alguno. Él fue el primero. Nadie le arrebataría ese contento hasta años más tarde.

—Eres precioso, Kim SeungMin. Lo más bello que este jodido mundo ha podido crear.

Era un buen tipo, un poco idiota, pero un buen tipo; aquel hombre era de esos con el que uno se podía imaginar su vida entera pasándola juntos. Pero, jamás ocurrió. Terminaron cuando él se enteró que SeungMin todavía era menor de edad. No quería meterse en problemas, así que le dejó. No lo volvió a ver desde esa fecha y por mucho tiempo creyó que no encontraría a alguien como él. Jamás había llorado como entonces.

𝑩𝒍𝒖𝒆.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora