| cuatro |

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Los tres le miraron por un momento serenos, sin hacer el más mínimo ruido, pero todo se desvaneció cuando uno de ellos arrugó los labios y soltó todo lo que había retenido hasta el momento.  A los segundos, los otros le imitaron. La compostura se fue tan rápido como vino, terminando en solo una serie de sonidos explosivos y algunos golpes sobre la mesa que los acompañaba.

—Qué maduro, muy bien reíros. —Chan echó su cuerpo hacia atrás y desvió la mirada.

No sabe por qué fue buena idea contarles. Podía simplemente haberse quedado callado cuando Jisung le preguntó que había hecho el fin de semana. "Ya sabes, un fin de semana como otros..." podía haber parado ahí, pero ¡vaya que no! Tuvo que seguir, y de repente ya estaba volviendo a contar su vida sexual. Plena y activa. Quizá no hubiera requerido de mucha relevancia; porque, bueno, en realidad, era otra de esas anécdotas de Bang follando.

Qué novedad.

No, claro que no. A sus amigos les deba igual con quién había pasado la noche: si lo decía bien, si no, igual de bien. Aunque habían veces en el que si se interesaban como hombres empedernidos sin saber diferenciar el rabo de la cabeza, hombres que alabarían a otro por "habérsela metido" a alguien, hombre o mujer, en realidad no importaba, sólo les interesaban quién era y valga la redundancia, si había un vídeo o fotos para evidenciarlo; algo que pueda decir: "Si, coño, me he follado a ese".

Aquello era el grado al que podían llegar sus conversaciones, y nada de resistencia por alguno, entonces todo lo que hayan contando no sería creíble y eso, justamente eso era lo que más lograba cabrearlos; que alguien ponga en duda su credibilidad, su hombría...

Y, entonces llegó Chan y su necesidad por sentar la cabeza —aunque ninguno tenía mucha fe en él, estaban tan pendientes hasta el final como un televidente enganchado a los realitys un sábado por la noche: todo era tan mierda y basura, pero era exactamente eso lo que hacía que uno no perdiera el hilo.

Conocían a Chan y sus repentinas pérdidas de interés por prácticamente cualquier cosa; alguien que llamara su atención no solía durar más de una noche; es decir, una vez que se lo llevara a su habitación no había más por el que seguir adelante. Sea como sea, la otra persona también lo sabía: un ligue de una noche para follar y solo eso, luego no habría más, cada uno se iba por donde habían llegado.

En cierta medida, que Bang Chan consiguiera novio únicamente los hacían más codependientes.

En realidad, cuando Jisung le hizo la pregunta esperaba que hablase sobre SeungMin. Esas conversaciones eran prácticamente las únicas veces que recibían información de él (aún cuando sólo eran morbosas y en situaciones muy comprometedoras).

—Oh, vamos, no te puedes enfadar con nosotros por reírnos de algo tan penoso. —HyunJin fue el primero en hablar, después de dos minutos. Quizá fue por su carisma o quizá fue por su don de caer bien a la gente lo que hizo opacar su poco tacto a la hora de expresarse.

HyunJin o por el nombre completo por el que es conocido, Hwang HyunJin, había conseguido entrar a ese grupo del que siempre destacaba, se había convertido en uno de esos característicos personajes que sea donde sea el lugar siempre se lo encontraban, muy imprescindible, y también muy educado porque de acuerdo con su ideología, los modales eran lo que definía a uno.

Cursaba su tercer año en la universidad, estaba muy centrado con lo que quería en su vida; y hasta el momento solo le importaba dos cosas: el baloncesto y que le ficharan en el equipo que aspiraba. Por decirlo de alguna forma, él era el más equilibrado, siempre y cuando no le ofrecieran de beber; recientemente había adquirido cierto problema alcohólico. Las fiestas habían sido su decadencia y por poco, las culpables de cargarse su primer semestre.

𝑩𝒍𝒖𝒆.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora