Capítulo 3: El Armamento De Un Dios.

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-¡Ey! Levántate Ayla.- escuche que Kobuck me llamaba y comenzó a moverme para despertarme, como vio que no me despertaba, comenzó a moverme con más fuerza y más rápido.-vamos, levántate ya.

-¿Eh...? ¿Porque? ¿Que hora es?.- dije entre sueños y con la baba saliendo de la comisura de mis labios. Mire hacia la ventana y aún se podía ver la luna claramente, miré hacia el reloj despertador que tenía en la mesita de noche al lado de mi cama y marcaba las 3 de la mañana.- Oye aun es de noche, déjame dormir.

Justo cuando había jalado la colcha para taparme hasta la cabeza, Kobuck la jalo de nuevo y me descubrió toda, comencé a temblar del frío.

-Ah como chin...- ya me había levantado furiosa dispuesta a aventarle la chancla por la cabeza pero antes de que le pidiera seguir reclamando me interrumpió de manera despreocupada.

-Levántate, tenemos que descubrir tus nuevos poderes, es la noche perfecta para hacer el ritual.- me dijo mientras me aventaba el vestido en la cara.

Me quite el vestido de la cara y le hice una mueca con la boca, el solamente me miró como quien mira a una niña haciendo berrinche en el super mercado. Solté un suspiro ¿Algún día me llevaría bien con él?

Volví a ver el reloj, al parecer tenía que despedirme de mis horas de sueño. Me talle los ojos y bostece, me estire un poco y sentí como toda mi espalda se acomodaba en su lugar. Me levante con pesadez y me puse el vestido de mala gana. La verdad no se que es lo que haré a esta hora ni de que se trataba el famoso ritual que él decía. A regañadientes lo seguí hasta el bosque, un poco más haya de mi casa. Caminamos por un buen tiempo hasta que nos quedamos quietos en medio de un enorme claro rodeado de grandes pinos, casi parecía de día porque la luz de la luna caía de lleno sobre él.

-Busca dos piedras.- me dijo de repente, el parecía estar buscando algo.

-¿Como que dos piedras?.- la verdad, me confundí con su orden.

-Si las que sean, las que ten gusten a ti. Ahorita te explico el porqué.- levantó un delgado palo del piso, lo observó detenidamente y después de ver que le funcionaba comenzó a dibujar en el pasto.

-Bueno...- desconcertada fui a buscar piedras como el me dijo y encontré dos que eran de tamaño mediano, lisas, ovaladas y reflejaban la luz de la luna, parecía que tenían mil colores.- estás... Al parecer son piedras de río, son tan lindas... Oye, ¿Para que son?

-En nuestro mundo, el cielo, es una entidad sagrada con consciencia propia. Cuando nace un ser mágico o un dios, el cielo presenta lunas o soles, dependiendo de a qué reino pertenezca el nuevo ser del sol o de la luna. El número puede variar, dependiendo de lo poderoso que sea ese dios y el máximo es de 5. Como ya debes de saber, los Dioses pueden ser creados o engendrados. Cualquiera que sea la forma del nacimiento de un Dios, se presenta este fenómeno. Por ser una híbrida perteneciente al reino de la luna, se presentaron dos lunas para ti, aunque por lo general, para los híbridos a veces ni siquiera se presenta algo para ellos, en ese caso son degradados a seres humanos o son asesinados, porque no tienen un valor como tal. Tienes que ser agradecida por eso, supongo que tienes demasiada suerte.

-Woow... ¿Eso significa que soy fuerte?

-Sí. Cada piedra representa a cada una de esas lunas. Durante el ritual del Nacimiento de las Cenizas, estas rocas se funden y se crean las armas que ayudarán a los dioses a pelear.- al parecer, ya había terminado de dibujar algo en el piso, reviso un poco y comenzó a borrar una parte.- Este ritual se hace cuando el Dios tiene 7 años humanos y se hace frente a un gran auditorio para que presencié el nacimiento de las cenizas, como tu ya no estas en esa edad, prácticamente es imposible que lo hagamos como tal. Pero aún así, sigue siendo el mismo resultado.- me explicó con mucha paciencia.- las piedras que escoges de manera inconsciente, reflejan tu alma.

La Hija de la Luna: Flor Naciente (Primer Libro)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora