Capítulo 9: Torpe pero valiente.

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Camine de manera decidida hacia la puerta con la frente en alto intentando retener el temor que sentía. El primer reto a superar, era la insoportable calor que se iba  a sentir al entrar ahí, las llamas se movían de tal manera que parecía que tenían vida propia y estaban dispuestas a destrozarme. Tome aire y entré, en cuanto puse un pie, sentí que me estaba quemando viva.

Sentí pánico, mi visión se borró y pude sentir como algunas brasas de fuego se envolvían a mi alrededor y me quemaban hasta los huesos.

Concentrate... Concentrate...

Me repetí muchas veces y cerré los ojos con fuerza. Sabía como crear rocío, así que me enfoque a crearlo a mi alrededor y sofocar el fuego que estaba cerca de mí, con todas mis fuerzas reuní el agua qué estaba disponible y con un movimiento de manos, salpique de agua un buen terreno. El fuego se apagó, pero no del todo, al revisar mi ropa, vi que había partes en las que estaba completamente chamuscada pero mi piel permanecía intacta, quizás era porqué me curaba más rápido que cualquier otra persona.

Debido al alboroto que cause, volteó a verme el Minotauro y al notar mi presencia se dirigió corriendo contra mí dispuesto a aplastarme. Use unos remolinos de viento para crear un gran tornado de fuego, aunque logré crearlo a la perfección, pude sentir como se intentaba salir de mi control, así que necesité mucha concentración para dirigirlo de lleno contra el Minotauro y que fuera "tragado" por mi tornado. Logre acertar en la dirección del tornado, pero cuando se trago a la bestia escuche un gran mufido y el tornado se rompió dejando al descubierto... un molestó Minotauro... Envuelto en llamas, de sus grandes narices salía humo cada que respiraba y sus ojos estaban cargados de sangre.

-¡Una cachorra impura ha venido a detenerme! Jajajajaja.- se burló.- y yo pensando que me traerían a un dios  poderoso para poder divertirme.- volteo a ver a Kobuck quien estaba algunos metros detrás de mí, observandome juntó a su madre.- la gran diosa de la sabiduría... Es débil... y su hijo, el dios de lo salvaje... Me iré por su hijo.

Después de lanzar otro mufido corrió a toda velocidad hacia Kobuck. Kobuck únicamente sonrió ante el desafío del Minotauro. Yo conocía esa sonrisa, sabía que el haría lo posible para matarlo. Desesperada, yo también corrí hacía el Minotauro y con todas mis fuerzas choque contra su costado y lo lancé volando varios metros, pero mi brazo derecho recibió todo el impacto y comenzó a dolerme bastante. Con cuidado, comencé a moverlo lentamente y al parecer no me lo había roto.

-¡Sólo intenta no destruir el bosque! Si no te vas a encargar de restaurarlo tu sola.- me grito la diosa Nauru.

Ya bastante agotada me sentía como para intentar restaurar todo un bosque yo sola. Soltee un suspiro y me puse en pose de pelea como en las películas, esperando a que el gran Minotauro de casi 5 metros se pusiera de pie.

-Jejejeje pensaba dejarte para la comida pero, no está nada mal tu poder.- se puso de pie y se fue a toda velocidad contra mí.

Era fácil pelear contra él, se parecía mucho a la difunta Tronchatoro porque sólo se lanzaba de frente. Al igual que en aquella vez, solo salte por encima de su cabeza y este perdió el equilibrio y fue a chocar contra varios árboles. Se levantó de nuevo e hizo lo mismo, y nuevamente volví a brincar sobre de él.

-Vaya esa chica si que sabe moverse, parece una acróbata profesional.- escuche como decía la diosa Nauru mientras comenzaba a aplaudir.- no puedo negar que es un número impresionante pero, ahorita no estamos viendo eso.

-¡¡Ayla!! ¡¡¿¿Qué haces??!!.- me gritó Kobuck.

-Estoy cansando al Minotauro, así se me hará más fácil vencerlo.- dije llena de confianza.

La Hija de la Luna: Flor Naciente (Primer Libro)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora