Abrí los ojos lentamente, pensé que Kobuck me despertaría en la madrugada para tener un entrenamiento infernal como siempre, pero por primera vez se apiadó de mí y no me despertó para nada y me dejó dormir en paz. Me gire un poco y me hice bolita con la colcha, hace un tiempo que no tenía mis ocho horas de sueño.
A diferencia del primer día que nos conocimos, Kobuck ya se quedaba tumbado en el piso al pie de mi cama como si fuera un perro guardián, siempre vigilando por si algo llegaba a pasar. A veces le decía que subiera a mí cama a dormir, yo me iría al cuarto de mis padres, pero nunca aceptaba, se conformaba con una almohada.
El tiempo se va volando, ya hacia más o menos 2 meses que nos conocimos. El ya era un poco más amigable conmigo, comíamos juntos y el ya se estaba acostumbrado a la comida humana aunque seguía comiendo mucho y a veces se iba a cazar uno que otro animal, supongo que no quería que hiciera mucho de comer, incluso hacíamos una que otra broma. Pero había días que se comportaba completamente callado y frío, como si recordará algo que no quería, en esos días, entrenabamos como siempre, pero no recibía elogios de su parte, solamente un "esta bien" o alguna explicación aburrida, su voz se escuchaba muy apagada y no era capaz de verme a los ojos.
Había noches que se despertaba de repente muy sobresaltado, se levantaba a mirarme y después de asegurarse de que estaba bien, se volvía a quedar dormido. Quizás no se había dado cuenta de que me despertaba cada vez que se levantaba porque me pateaba la cama y el movimiento era tan brusco, que era lo suficientemente fuerte como para despertarme. Aunque ya no me sentía tan incomoda con él y me había dado toda la confianza del mundo para hablar de cualquier cosa, aún me daba pena preguntarle que le había pasado y porque tenía esas actitudes conmigo.
¿Acaso soñaba algo verdaderamente horrible como para despertar a ese joven que parecía estar hecho de acero?
Pensando en todo eso, no iba a poder recuperar el sueño de nuevo, me estire un poco y me frote los ojos. Mire hacia el sol que entraba de lleno en mi ventana, revise el reloj y marcaba las 10 de la mañana ¡gracias a dios por los fines de semana! Saque mi celular y comencé a saludar a varios conocidos que tenía, preguntando sobre que había de tarea y que habían visto el día de ayer en clase, ya que en ese momento, yo estaba desmayada por la pérdida excesiva de sangre por el entrenamiento. No pensé que usar en su máximo poder mis armas me cansaría tanto, puede ser que por eso Kobuck me dejara tranquila. Varios de ellos me contestaron enseguida, me enviaron fotos de sus libretas y yo me apresure a copiar lo que ellos habían escrito, además de que marqué los nombres de los capítulos que había que leer para hacer resúmenes y mapas mentales. Espere a que todos terminaran de contestar para escribir todas las tareas en una sola hoja.
-No pensé que te levantarías temprano hoy.- escuche que me dijo Kobuck desde la puerta.- después de todo lo que te pasó ayer.
-Yo pensé que seguirías durmiendo.- le conteste.- además yo ya me siento muchísimo mejor.
-No creo, supongo que usaste mucho de tu poder al intentar curar a esas personas.- camino hacia mí. Ciertamente, después de que había curado a las personas que vivían en mi arma, mi poder estaba tardando mucho en recuperarse y de vez en cuando, aun seguía yendo a verlos para seguir curandolos ya que...
-No, use el poder necesario...- me rasque la cabeza al recordar los pequeños errores que cometí...
Realmente, hice todo lo contrario pero eso no podía decírselo ya que iba a ser su burla eterna. A las primeras personas... La verdad les fue algo mal. Hubo una en especial que cada que me acuerdo me da mucha risa y vergüenza.
Era un señor de la tercera edad, tenía una sonrisa muy amable en su cara, pero miraba confundido a su pie recién recuperado... Yo también tenía una expresión de confusión y vergüenza porque no sabía que había pasado.
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La Hija de la Luna: Flor Naciente (Primer Libro)
RomanceEn una cierta ciudad se cuenta una vieja leyenda, la historia de un amor prohibido, entre una humana y un dios, de ese poderoso sentimiento nació una niña. Ese nacimiento provocó la ira de muchos dioses que decidieron darle muerte a ese ser que no t...