Capítulo 5: Sufriendo A Solas.

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Poco a poco iba terminando mi ardua labor, no se cuanto tiempo me estoy llevado, solo se que me siento muy feliz al ver a todas esas personas, que antes de que yo llegará, estaban llenas de desprecio y rencor y ahora estaban repletas de vida, esperanza y alegría.

-Espero que esto le haya ayudado señora.- dije mientras le tomaba la mano a una señora de mediana edad.

-No sabe cómo le estoy agradecida. No pensé que accedería a salvar a mi gatito.- me contestó mientras abrazaba a un gatito negro de más o menos 4 meses.- el era mi única compañía desde que mis hijos se fueron del pueblo y mi esposo murió de una enfermedad.

El pequeño gatito volteo a verme con sus ojos llenos de agradecimiento, no pude soportar las ganas y le acaricie la cabeza y sus orejas puntiagudas. El gatito me respondió con un "prrr, prrr".

-Yo también tengo una mascota, así que entiendo lo que se siente estar en compañía de un animalito. Ahora, disfrute de su compañero en esta nueva vida.- aunque no podía regresarles a la vida, al menos podía regresarles la felicidad a su existencia.

Ahora nadie podía envejecer, nadie podría morir, no necesitaban comer o dormir. Aunque para seguir sintiéndose humanos, hacían sus actividades como antes, algunos me dijeron que se iban a dedicar a la pesca, a la agricultura y ganadería, otros me dijeron que seguirían celebrando sus fiestas de cumpleaños y seguirían celebrando sus rituales.

-Por su puesto que si mi señora, muchas gracias.- me beso la mano. Aquella pobre mujer tenía un corte en su cuello, lo que le había causado la muerte, pero ahora no tenía ni rastros de ellos.- me llamo Karem, estaré para servirle.

-Gracias, con permiso.- hice una reverencia y me retire.

Camine hacia las siguientes personas, ahora eran unos jóvenes que quizás eran pareja.

-Estoy muy feliz de que usted haya decidido ayudarnos. Muchas gracias, gran Señora.- me dijo la chica la cual no tenía un ojo, pero de ahí en fuera no tenía ninguna otra herida visible, parecía ser de mi edad y aún se veía llena de energía. Estaba sosteniendo de la mano a un joven soldado que había perdido la cabeza.- él es mi hermano mayor. Lucho valientemente para seguir los pasos de nuestro padre que también protegió a nuestra ciudad. Pero el murió muchísimo antes. Mamá lo amaba tanto que decidió acompañarlo. Es por eso que ellos no están aquí.

-¿No odias a tus padres por haberlos abandonado?.- voltee a verla, la chica no tenía ningún rastro de dolor u odio en su voz.

-No, nosotros fuimos los que le dijeron a ella que lo acompañará.- dijo la chica sonriendo.- Sabíamos que no íbamos a durar mucho tiempo más contra el ejército de Mágnum. Queríamos que ellos estuvieran juntos el mayor tiempo posible.

-Eso es muy amable de su parte.- le conteste intentando animar un poco a la chica.

-Gracias... Aunque tengo que admitir que los extraño.

-¿No están aquí? Bueno, hay muchas personas que...- me rasque la cabeza intentando pensar en la mejor manera.- Ah pues... no tienen cabeza. Y bueno...

-Jejeje quizás no los haya visto... Si quizás es por eso. Mi ojo izquierdo no sirve mucho entonces no veo muy bien, pero al menos no lo perdí cuando un soldado me puso un fierro caliente muy cerca de mi cara, fue así que perdí este otro ojo.-mire detenidamente su ojo restante, a pesar de estar iluminando con esperanza, no parecía tener una coloración del todo normal.

¿Como será que reconoce a su hermano? Quería preguntarle pero pensé que la podía incomodar. Ella se dio cuenta de que le quería preguntar eso y se rió de manera tierna.

-Reconozco a mi hermano por la pulsera que trae en su brazo, era de nuestro abuelo. El reconoce que soy yo porque tengo la oreja deforme de nacimiento, por eso, solo con tocar mi oreja sabe que soy yo.

La Hija de la Luna: Flor Naciente (Primer Libro)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora