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Hoy debía ponerse más sexy que cualquier otra noche cuando iba a los clubes nocturnos solo.

La misión de hoy, evitar que Soobin fuera con ella.

Luego de una larga ducha con agua a la temperatura correcta y secarse el cuerpo. Inició en colocarse las prendas que había escogido cuidadosamente, mordió sus labios sonriendo más que orgulloso de sus gustos.

YeonJun amaba vestirse de manera llamativa cada que salía en la noche o en el día, la razón era porque se sentía a gusto con lo que usaba, no obstante, esta noche sería un poco diferente.

Necesitaba lucir hiper mega sensual y sexy por donde lo vieras (aunque ya se sintiera así en el fondo) con tal de que los ojos de Soobin no se despegaran de él por ninguna circunstancia, ni un segundo.

O ninguna señorita.

Delineó sus ojos, pintó sus labios hasta que quedaran brillosos del color de una cereza, con la ayuda de un rizador hizo ondas en algunos de sus mechones rosados para luego colocarse un pequeño pasador de un corazón negro cerca de su oreja.

Se deshizo de su bata, tomó su ropa que consistía en un lindo top negro sin tirantes y sin mangas, cayendo hasta la mitad de su plano abdomen un poco de la tela transparente del mismo color y algunos diseños para completarlo.

Una falda corta negra y debajo un juego de lencería que pasaría desapercibida por unas cuantas horas. O quizás no.

Se puso los aretes pequeños de corazones que le regaló Soobin el día que salieron de compras retirando los que siempre usaba de aros, y por último sus botines.

Admiró su reflejo en el espejo.

Amaba cómo se veía y más porque conocía la debilidad de Soobin por las faldas cortas aunque no se lo dijera por ser tímido.

Su "amigo" no era bueno disimulando.

Carismático, sexy y poderoso.
Así se sentía Choi YeonJun.

El reloj marcaba las 7:45 de la noche y él sonrió pues Soobin había llegado varios minutos antes de lo acordado. Esperando en la sala de su apartamento mientras él se terminaba de cambiar.

— Ya podemos irnos Soobinie.

El pelinegro miraba su teléfono, levantó la vista y se quedó sin palabras cuando el pelirrosa salió del cuarto. La conversación con Arin pareció tornarse aburrida de tan sólo aparecer su amigo.

Era débil ante la silueta curvilínea que tenía YeonJun, el contorneado de esas piernas era majestuoso y esa cintura sólo era remarcada por esa maldita falda corta que si se llegaba a agachar, se le vería todo el tesoro que poseía.

— ¿Me veo bien Soobin?

Oh claro que te ves bien.

— Hm...eh.. sí, t-te ves bien. — miró al piso para cesar los malos pensamientos e impurezas que llevaba en la cabeza. Rezando para que el pelirrosa no se agachara por nada en el mundo.

Como si le leyera la mente, YeonJun se agachó dejando ver un poco más allá de su imaginación.

— Ups, que torpe soy — rió inocente —, siempre se me caen las llaves al suelo.

Mierda, ¿porqué diablos traía lencería? ¡¿Qué es esto?! Soobin se cubrió los ojos a la altura de su frente con la mano, girando su rostro sonrojado a otro lado para dar privacidad a YeonJun, el mencionado al ver esa acción abultó los labios frustrado y recogió lo que por obviedad tiró a propósito.

El alto cerraba los ojos con fuerza para no parecer tan nervioso. No estaba nada bien, su hombría reaccionaba por si sola pero no lo suficiente para ser visible.

FILLE IDIOTE, IL EST À MOI © ║SooJun║✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora