Se miró nervioso al espejo, su corazón latía fuertemente con tan sólo pensar en lo que se vendría. No importa si la atención recae en él, sería efímero no habría problema entonces.
Tomó su mochila junto a las llaves de su auto saliendo de su apartamento.
— Wow ¿Lo has visto? Es guapísimo.
— ¿Será soltero?
— Dios mío, sólo mira su altura. No me imagino que más tendrá de esa magnitud.
— Madre de dios ¿Es real?
Lo predijo y la verdad no era muy agradable del todo oír ciertas cosas pero admite que, la atención que recibía desde que salió del edificio donde se hospedaba era aterradora. Diablos, quizás era momento para arrepentirse pero eso se vería estúpido.
Ya estaba ahí, no hay marcha atrás.
Cuando llegó hasta su casillero no dudo en abrirlo y sacar los libros de su primera clase, eran alrededor de las 7:00 de la mañana y ya podía admirar a lo lejos a las parejas que iban tomadas de la mano o compartiendo un dulce beso al verse en la entrada.
Negar que no deseaba algo así con alguien sería mentira, al menos deseaba sostener la mano de alguna persona tanto tiempo que desearía desde su corazón que el agarre fuera eterno.
Mucho más si esa persona era Arin.
Hablando de la reina de Inglaterra justo venía por ese pasillo con esa hermosa sonrisa ya característica de ella, sus mejillas rosadas y su labial rosa pastel transparente recalcando la pequeña boca junto a ese cabello castaño que caía cual cascadas en ilusiones por los lados. La perfecta aura desprender, cálida, alegre y maravillosa. Como una princesa.
No creyó estar más enamorado hasta que escuchó la risa más bonita de su vida desprenderse de las cuerdas vocales de Arin, su risa tímida era sin duda una cosa de la más preciosa.
Reunió todo el valor posible, respirando a fondo para no tartamudear mucho menos decir incoherencias de las que podría huir como un cobarde por hacer el ridículo frente al "amor de su vida". Tragó mas de la cuenta y rezando para no echarse atrás fue interrumpido cuando la silueta de un pelirrojo hizo paso por entre los demás, cortando así con su seguridad y valentía.
Sus ojos no evitaron posarse en la chica que no estaba a muchos metros lejos, apretó sus puños fuertemente. Odiaba mucho tener razón, incluso ella se le quedó viendo con esos ojos de corazón.
La mandíbula se le puso tensa, las ganas de golpear emergieron en su cuerpo debido a la molestia que sentía en ese instante golpear y acabar con algo o alguien. Deshacerse de eso que lo ponía de malas pero no era bueno, no era sano no cuando su instinto racional hizo aparición por leves segundos dándole una bofetada a su conciencia.
— Soobin, ¿Te pasa algo?
Sus iris volvieron a ser suaves, la furia poco a poco se iba únicamente porque no deseaba crear un escándalo a medio pasillo mucho menos con miles de ojos sobre ellos. Un entrecortado suspiro se escapó de sus labios y los puños antes formados desaparecieron.
El control volvió a él. Aunque ahora que lo piensa, ir a practicar boxeo no fue una grandiosa idea después de todo, no si quería utilizarlo para "saciar su molestia"
— ¿Estás bien? Te ves pálido Soobin ¿Sucede algo o porqué me miras como si quisieras matarme? — alzó una ceja a su primo aún desconcertado por la fría mirada del pelinegro sobre suyo.
— No yo...no es nada Tae...— bajo su mirada escondiéndose detrás de sus mechones sueltos cayendo en su frente con la intención de evitar el contacto visual con el pelirrojo — Vámonos, llegaremos tarde. El timbre acaba de sonar..._ se dió la vuelta emprendiendo camino.
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FILLE IDIOTE, IL EST À MOI © ║SooJun║✓
Short Story[HISTORIA CONCLUIDA] |En proceso de correción| Soobin enamorado de su compañera Arin hace todo lo posible por una mirada de ella. Llegando a cambiarse en varios aspectos para obtenerlo. ¿Qué pasa cuando por una manía del destino o casualidad se re...