FILLE IDIOTE, IL EST À MOI © ║SooJun║✓

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Soobin atrapó las caderas de YeonJun entre sus manos, los dos mirándose a los ojos y perdiéndose en ellos.

Su agarre encajaban tan bien en la pequeña cintura y las manos contrarias eran adheribles a su pecho, tirando de su camiseta con tal de buscar más contacto.

Soobin sabía que estaba mal lo que pasaba por su mente. Que estaba mal sentir calor carnal por su amigo, estaba siendo un mal amigo por sentirse de ese modo hacía el pelirrosa.

Pero a YeonJun no parecía molestarle que tocara su cuerpo, al contrario, lo deseaba porque le daba una mirada llena de deseo.

¿Cómo debería salir de este embrollo?

YeonJun dejó pegada su espalda al pecho de Soobin y llevó sus brazos hasta enrrollar el cuello del azabache, moviendo sus caderas de un lado a otro mientras sonreía pues el chico tras suyo no se separaba, al contrario, los empujaba más cerca.

Las manos del azabache no buscaban dónde ponerse y naturalmente empezaron a seguir el ritmo que YeonJun marcaba. Apretó la zona debido a que el trasero voluminoso golpeaba contra su pelvis, justo en su hombría que empezaba a reaccionar al erótico baile producido por su "amigo" quien pareciera lo hacía a propósito. Soobin conocía muy bien ese gesto de descarado en el lindo rostro de YeonJun pero no dijo nada.

El cuarto parecía ponerse caliente.

YeonJun colocó su mano encima de la de su acompañante, guiando ambas a su pierna derecha. Una vez allí, dejó que Soobin levantara un poco de la tela de su falda hasta subirla donde el quisiera.

Y lo hizo. Él la subió más allá de sus simples muslos por lo corta que era para juguetear algo tímido con sus dedos, los tirantes de las bragas negras que colgaban a cada lado.

—¿P-Porqué te pusiste algo así? —era claro el nerviosismo que comía a Soobin. El pelirrosa sonrió picaron causándole un aturdimiento leve y de inmediato desvío su mirada avergonzado —no has cambiado nada YeonJun, todavía no entiendo la razón por la que te gusta usar e-este tipo de ropa tan...Uh.

—¿Sexy? —mordió sus labios, sonriendo después de sentir un bulto en sus nalgas —parece gustarte Binie-ah.

—N-No es cierto.

—¿De verás?

—Creo que es hora de que te lleve a casa.

—¿Porqué? Si la diversión apenas comienza.

Jun se alejó de Soobin. Quedando frente a frente.

—Déjate llevar —canturreo a su oído —no pienses en nada —elevó sus brazos para poder tocar los cabellos de la nuca del azabache y atraerlo más hacía él —piensa en mí, Soobin —pasó su lengua por la mejilla del nombrado quien quedó estático —sólo en mí —susurró.