Capitulo 10

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ARITZ ES LA PUTA AMA CUANDO QUIERE, PERO SIGUE SIENDO UNA PERRA

Marzo 28, instituto secundario River, 3:08 pm

—No tenía ojos —soltó April sin escrúpulos detrás de la cerámica que separaba las duchas de los vestidores.

Tatiana dio un respingón cuando los largos cabellos rubios teñidos de April, chocaron contra mi rostro. Ambas chicas se quedaron calladas, podía ver cómo sus ojos de víboras me juzgaban. Esta vez tenía una idea de porqué.

—¿Vas a pasar o qué Müller? —escupió Tatiana con ácido. No dije nada, solo les pasé por un lado, al hacerlo, un olor a flores amargas azotó mi nariz haciendo que arrugara todo el rostro, olían a jabón de esos con aromas exóticos.

—¿Que decías? —musitó Tatiana. April se espabiló y puso su brazo alrededor de su cuello. Fue como si por un momento, sus neuronas se hubieran apagado, aunque ¿Tendría neuronas vivas? ¡Bah! Claro que sí, las perras desgraciadas deben de tenerlas, pero April... me hacía dudar.

—Decía que todavía no han hallado la otra parte del cuerpo, ya sabes... —insinuó susurrando desde la distancia como si aquél hecho fuera un secreto, cuando la realidad era que se había convertido en un tema de dominio público. Es decir, encontrar un cuerpo en un lugar abandonado es toda una golosina para los medios.

Llegando al casillero me detuve, no solo porque evidentemente había llegado a mi destino, no, sino por lo que había encontrado al llegar a el. Debajo de las pequeñas rejillas pintadas de un color azul marino, reposaba una calcomanía circular, era un símbolo de una corona floreada.

Miré hacia los lados, cada casillero tenía una de esas calcomanías pegadas en las puertas. Había pasado tanto desde la última vez que las vi.

Aquella calcomanía solo podía significar una cosa: el "Spring" o, mejor dicho, la fiesta de final de primavera que Zonja había creado hacía cinco años atrás, y que se había convertido en una tradición para los jóvenes del pueblo de Rivenst. Hace tres años Zoe había asumido la responsabilidad luego que su hermana se fuera a la universidad.

La invitación era simple, si tenías una calcomanía en tu casillero, estabas invitado, pues dentro tendría que haber una carta, tu boleto de acceso.

Por obvias razones, el Spring no se llegó a celebrar el año pasado.

Entonces

¿Por qué había una pegatina en mi casillero? Mejor dicho, en todos los casilleros.

—Papá estuvo hablando hasta tarde con el comisario Chesters —volví a escuchar la voz de Tatiana, su voz parecía un tanto incómoda. Extrañada, me fijé que sus manos tenían una clase tic.

—Yo todavía no lo puedo creer —suspiró April balanceando su cabeza hacia un lado, nuevamente bajó la voz—. ¿Quién puede hacer algo tan... atroz? ¿Crees que Zoe también... —ambas chicas se miraron, no hubo respuestas?

Resoplé en el aire moviendo los dedos de las manos, estaban rígidos como si hubieran estado en un congelador ¿El cloro de la piscina podría dejar las manos entumecidas? Debía de buscarlo en internet.

—Han pasado tres días y todavía siguen hablando de ello —me dice de repente una voz por encima del hombro, era Clarisa Ruffman—. No me imagino el revuelo que habrá cuándo sepan que mi madre no ha encontrado huellas dactilares, o nada que la vincule con el responsable.

Los padres de Clarisa son dueños de la única funeraria de la zona, por lo que no me sorprendía que supiese más que todos los demás. Dejo de mover mis dedos rindiéndome en su movilidad y capto la cabellera castaña de Clarisa que se batió frente a las puertas.

La última noche de primavera  ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora