Capitulo 6

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ACTÚA COMO SI GUARDARA UN SECRETO Y LLEVA UN BOLSO COMO SI OCULTARA UN CADÁVER ¿QUIÉN ES?


Marzo 23, calle Phoenix, Antigua casa de los O'conner, 9:40am

Mi vista se había posado en el cuerpo demacrado que se reflejaba frente al gran espejo de la habitación de Zoe. Tenía dolor de cabeza y los huesos me crujían, me veía fatal. La franela de algodón que traía puesta sobrepasaba solo un poco por debajo de los muslos y el short de pijama era demasiado corto que parecía que solo llevaba ropa interior. Inclino mi nariz a la tela del cuello de la franela y aspiro un olor interesante, una combinación de aromas que destacan el cigarro, el cuero y alguna otra fragancia, era el olor de Walker.

Él estaba anoche en el Royal Park cuando todo se había tornado algo... aterrador. Me preguntaba ¿Qué hacía allí? ¿Sería ese lugar en el que se la pasa todas las tardes? Suspirando, toqueteo el anillo en mi dedo y le doy un giro suave, Walker tenía el anillo de Zoe. Estaba segura que la noche que desapareció lo llevaba puesto, ella nunca se lo quitaba. Un sentimiento desagradable se asienta en mi pecho, a menos que Walker lo hubiese encontrado en algún lugar y simplemente se lo hubiese quedado, el hecho de pensar que estuviese implicado en la desaparición de Zoe, me parecía descabellado.

Subí mi mentón, hacia el espejo frunciendo los labios. Me sentía incómoda volviendo a estar dentro de la casa de los O'conner sin que ellos estuviesen allí. Incluso cuando ayer por la mañana había creído ver a Zoe en la ventana, de solo pensarlo me daba escalofríos. Estar en su habitación se sentía como estar vacía, pero cuando cerraba los ojos llegaban a mis recuerdos tan vividos del año pasado, como aquella vez que desde la ventana observaba la calle de enfrente. Estábamos en la habitación de Zoe desde que llegamos de la escuela, no habíamos hecho las tareas y tampoco parecía que la haríamos.

Mayo 11, Habitación de Zoe, 9:34pm, Hace un año...

—Joder Max... ¿En enserio? —Zoe se quejó mientras se movía por la habitación y se posicionaba detrás de mí en la ventana—. ¿Cuál es tu afán con él? Es solo un chico, ni siquiera habla con nadie, es rarito —musitó.

No pude evitar sonreír.

—Me gustan los raritos —me encogí de hombros.

Zoe hizo un sonido de fastidio y se tumbó en la cama fastidiada.

—Siempre sale y llega después de las cinco de la tarde, nadie le gusta salir después de esa hora, no confío en él —prosiguió diciendo.

—Tu no confías en nadie —rodee los ojos aún con mi cara asomada en el vidrio de la ventana.

—No, pero él me causa escalofríos y por algo debe de ser —sostuvo con mal humor.

—Ni siquiera lo conoces —repliqué mientras esperaba que Walker llegara a casa como todas las noches a las 9.

—Tu tampoco lo conoces —rebatió Zoe colocando sus manos sobre su barbilla.

—¡Allí está! —exclamé, Zoe se levantó de la cama colocando sus rodillas en la madera justo a mi lado.

Walker apareció de entre las sombras caminando en solitario en a un lado de calle. Llevaba puesta una sudadera negra con capucha, que estaba a medio poner. En sus brazos destacaba un bolso, era grande, parecía que pesaba bastante. Su cabeza estaba escondida en sus pasos, silenciosos y meticulosos.

La última noche de primavera  ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora