🌠Capítulo 18: Nuevo miembro, nuevos equipos. Escoge tu bando con cuidado🌠

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30 de septiembre 2013


Bruno se adaptó increíblemente rápido a la nueva escuela. En Italia, si bien tenía amigos, jamás se había considerado popular. Sobre todo, porque según las series y películas americanas para adolescentes había que ser descerebrado, guapo y, si era posible, capitán de algún equipo de deportes para destacar y agradar. Tres cosas que Bruno no era. Por fortuna, su personalidad atrajo a varios chicos que lo acogieron. Él no podía estar más feliz, sobre todo, porque además de ellos, estaba el grupo de amigos de su primo, que también lo habían recibido, y su estatus social era el mejor.

Echó una ojeada a la pizarra, volviendo a la Tierra. El ejercicio de su amigo Mark era enorme, ocupaba casi todo el espacio... y tenía un error. Bruno alzó la mano, algo nervioso. El maestro lo miró con aburrimiento, pero le cedió la palabra.

—Mark se equivocó —dijo firme—. La constante no da esa equis al cuadrado partido por tres más cuatro equis. Antes de eso, tendría que haber aplicado la fórmula cuadrática.

—Es cierto —estuvo de acuerdo su amigo Xavier—. Ahí, el negativo se elimina con el de menos seis coma veintitrés.

—Muy bien chicos —los felicitó el profesor Martin.

Desde atrás, una voz femenina fingió toser.

—Ajam, nerds, ajam

Varios chicos se rieron. Bruno volteó; había sido Amy. No le sorprendía, así que como siempre hacia, la ignoró. Si se enfadaba, él estaría mostrando que le importaba, cosa que no era cierta. Ya no.

—Ajam, zorra, ajam —respondió Nicolette; toda la clase estalló en carcajadas—. Lo siento, cariño, tenía algo atorado en la garganta.

—Estás muerta —sentenció Amy; el silencio remplazó las risas casi al instante.

El timbre sonó, interrumpiendo al profesor que de seguro iba a dar un pobre y empalagoso monólogo sobre el respeto, la integración y cómo las diferencias nos hacen iguales. Más falso que la lechuga del McDonald's.

Todos salieron a trompicones, menos Bruno que siempre se tardaba en guardar sus cosas.

—¿Tienes compañero para biología? —le preguntó Sasha, que en silencio se había acercado una vez que solo quedó él en el salón—. Porque me preguntaba si podríamos ser juntos.

Bruno levantó la cabeza, y se golpeó contra mesa. Maldición.

—Ehhh —balbuceo Bruno, sobándose la frente—. Sí, claro.

—¡Genial! Nos vemos en la fiesta de Zack.

Sin esperar respuesta, Sasha se unió a dos chicas —Lucy y Nicolette— a la salida. Las tres comenzaron a charlar con Mark y Xavier, que intentaban a toda costa hacerlas reír. ¿Qué estaba pasando? ¿Por qué era tan lento y se enteraba de todo de último, o en algunos casos, después de que había ocurrido?

Al final, las chicas se fueron, y Bruno salió de la sala. Mark le dio un codazo en las costillas.

—Ya era hora —dijo su amigo—. Estaba a punto de intervenir si ustedes dos no avanzaban.

Bruno prefirió no abrir la boca. Estaba harto de que lo molestaran con Sasha, porque a él no le gustaba. Eran buenos amigos, pero eso era todo.

Los tres chicos comenzaron a caminar por el corredor, cuando unas pisadas interrumpieron el silencio; el suelo tembló por el sonido y las enormes pisadas, justo como una estampida. Bruno vio por el rabillo del ojo a cuatro grandes cuerpos corriendo hacia ellos.

Coma (Entre comillas, #1) [¡Disponible en las principales librerías de Chile!]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora