La noche del sábado, todos los adolescentes de Hawkins seguramente estaban en alguna fiesta, liándose con alguien, ebrios o drogados, daba igual cual de esas opciones fuera, el punto era que todos estaban viviendo la vida de adolescente que se supone que debían tener.
Digamos que Steve era la excepción, aunque nunca fue así, el castaño recuerda perfectamente sus años dorados donde era el rey del pueblo, las chicas babeaban por él y sus noches del sábado las vivía como nunca, el chico extrañaba aquello.
Digamos que Nancy era un poco culpable de que la vida de Steve se haya desmoronado, como todos lo sabían, la chica realmente le había roto el corazón en miles de pedazos, estaba bien con ello, no la odiaba, pensaba que lo merecía, había sido un desgraciado por mucho tiempo, aquello debía de parar pero hubiese preferido que fuera de una forma más... amable. La forma en que sucedió aquello fue bastante aterradora y desastrosa.
El Upside down, una niña con poderes, demorgons, dementes haciendo experimentos en un laboratorio de su pueblo, perdió a sus únicos amigos Tommy y Carol, Jonathan le robó a su novia y la cereza del pastel... Billy Hargrove.
Ese tipo le había dado un tiempo bastante difícil, le tocaba las pelotas de una manera inimaginable. Steve debió tomar aquel bate lleno de púas y golpearlo con el objeto aquella noche en la casa de los Bryes. Era un tipo arrogante, vanidoso, egoísta y narcicista.
A Steve le gustaba definirlo en pocas palabras... un hijo de puta.
Steve estaba feliz que la escuela hubiese terminado, empezaba el verano, iba a tener un descanso de Billy y su estúpida presencia. Por esa razón es que el castaño había evitado salir ahora en su tiempo libre, no importaba a qué fiesta fuera sabía perfectamente que el rubio estaría allí y siempre haría lo que estuviera en sus manos para joderlo una y otra vez.
Digamos que eso no era muy divertido.Steve prefirió servirle de niñera a los miembros de "la fiesta". Dustin era un niño increíble, se divertía bastante con él, nunca había reído tanto con Tommy como lo hacía con ese niño.
Steve no se quejaba del comportamiento de ninguno. Todos eran increíbles, pero al final del día, vamos, era deprimente pasar el tiempo con niños, a él le faltaba poco para convertirse en un adulto. Debía conseguirse amistades de su edad para salir, para conversar de temas de adultos pero mientras tanto, Dustin y sus amigos estaban bien.
El castaño había terminado de dejar a cada uno en sus casas, a diferencia de Max, que la dejó una cuadra antes de su casa a petición de la pelirroja, ya que su hermano enloquecería si veía a la menor bajándose de su auto. Steve lo entendía, tampoco era de su agrado tener otro enfrentamiento con ese desgraciado.
Acaba de salir del trabajo, había sido un largo día en el centro comercial sirviendo helados junto a Robin. Tener a la pecosa de compañera era lo único que hacia llevadero el trabajo.
Ahora en lo que restaba de la noche, compraría algo en algún mini super, llegaría a casa, encendería su televisión para ver unas cuantas películas hasta que le diera sueño y finalmente se acostaría en su cama.
Sonaba como un plan divertido para un sábado por la noche.
Steve llegó al mini super, entró y cogió un montón de comida basura para pasar la noche, pagó y salió del lugar. Empezó a colocar sus bolsas en la parte trasera de su auto hasta que escuchó aquella molesta y estúpida voz que le hacía querer rechinar sus dientes.
Dios la noche estaba saliendo tan bien, su día en el trabajo había terminado, solo quería un poco de comida y paz, demonios.
¿Era aquello mucho pedir?