IV

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Steve no sabía que debía hacer, era una situación sumamente confusa para él y lo sería para cualquier persona. ¿Cómo debe reaccionar cuando el chico que lo golpea cada vez que lo ve le besa durante una riña? ¿Debía ignorarlo y hacer como que nada pasó? ¿Debía llamarlo y aclarar la situación? No sabía, es lo que pasaba, con Billy nada es seguro, Steve se encontraba en un terreno desconocido cuando se trataba de Hargrove.

Probablemente la mejor decisión era evitar a Billy a toda costa, sí, esa sería la solución a ese lío que tenía en la mente. Ignorar a Hargrove a toda costa hasta que fuera a vivirse a New York con sus padres, no lo vería después de eso. Cada quien seguiría su vida por su lado, sin tener que hablar de tema, es decir.
¿Las palabras están sobrevaloradas, verdad?

Digamos que aquel rubio con esos ojos azules como el mar no era un tipo de hablar, no era alguien que le gustara conversar, gastar sus palabras con otro ser humano. Ni siquiera con las chicas soltaba un poco su léxico, no tenía ni idea como enamoraba a cada chica de Hawkins. Como sea, no es algo que quería saber.
El punto era, que él y Billy no tienen nada que hablar, nunca han hablado. Si Steve intentaba hablarle acerca de lo sucedido sólo conseguiría la nariz rota o incluso su cuerpo en un ataúd.

Estuvo hablando consigo mismo sobre todas las incógnitas acerca de aquel enredo. Incluso, estuvo recostado en su cama durante toda la madrugada tratando de encontrar la perfecta solución, Dios, él falló en eso, fue un desperdicio de tiempo haber quemado unas cuantas neuronas por aquel tema.

La mañana llegó, era cierto, no había dormido nada, pero aquello no le impidió despertarse temprano al escuchar aquel canto relajante y satisfactorio de los pájaros. Lo mejor era levantarse de aquella cama y encontrar algo productivo y entretenido por hacer.

¿Qué haría en su día de descanso? Seguramente pasaría pensando una y otra vez en aquel apasionado beso y era algo que él no quería hacer, estaba harto de pensar en el desgraciado de Hargrove, no era merecedor de aquello.
Así que cuando Dustin llamó para pedirle de favor que los llevara a todos a la piscina pública, él aceptó. Steve no entendía porque no querrían estar en la piscina de su casa, el de rizos decía que era más divertido en la piscina pública porque toda la gente del pueblo iba.

Steve no se quejó esta vez, aceptó feliz, pasar tiempo con los niños le ayudaría a quitar todo eso de su mente por un rato, además, él disfrutaba pasar tiempo con ellos.

Harrington recogió a cada uno en su casa, cuando llegó el momento de ir a recoger a Max, estaba nervioso, tenía miedo de encontrarse con Billy, no sabía si lo iba a golpear o iba a mencionar lo sucedido frente a los niños, Steve no sabía que era peor. Afortunadamente, el cámaro de Billy no estaba en el camino de entrada, Max salió corriendo y se largaron rápido de allí.

Tal vez hoy sería un excelente día, lejos del trabajo, lejos de Billy, solo él y los niños pasando un buen rato.

Demonios, aquello sonaba como todo un padre.

Llegaron a la piscina pública, estaba a reventar, había bastante gente, Dustin tenía razón, casi todo el pueblo estaba ahí. Lograron entrar y los niños se tiraron a la piscina una vez llegaron, llevaban sus bañadores puestos, Mike decía que era mejor así ya que no perdían tiempo yendo a los vestidores. Steve consiguió dos sillas reclinables libres, en una colocó todas las cosas y en la otra se acostó él. El castaño se percató primero de ver que los niños estuvieran seguros dentro de la piscina y les dejó orden específicas de no irse al lado hondo de la piscina.
Orden que seguramente ignorarían.

Empezó a buscar entre sus cosas su bañador, él no había tomado el sabio consejo de Mike y se había ido con ropa normal. Desde donde estaba podía ver que los vestidores estaban llenos, tomó una decisión, esperaría allí sentado hasta que los vestidores estuvieran vacíos y se cambiaría. No perdería tiempo y vigilaría a los niños.

RIBS [Harringrove]Where stories live. Discover now