|Mᴜʟᴛɪғᴀɴᴅᴏᴍ| 𝗢𝗻𝗲 𝗦𝗵𝗼𝘁𝘀 [Pedidos CANCELADOS] ✓

003

Personaje: Draco Malfoy
Universo: Harry Potter
Ambientado en: au.
Advertencia: 50 /50
Pedido: nop.

Pasé el peine por mi largo cabello marrón chocolate, dejándolo perfectamente peinado en la cola de caballo. Acaricié suavemente mi cabellera, mientras una sonrisa se satisfacción aparecía en mi rostro. Pinté mis labios de rojo y me arreglé el uniforme, evaluando con detenimiento como me veía.

Salí de mi habitación y caminé por los pasillos, pensando en qué hacer para entretenerme hasta la siguiente clase. Me apetecía molestar a alguien y, por eso, dirigí mis pasos a la sala común de Gryffindor. No pude evitar sonreír de forma algo macabra al ver al trío de oro sentado en uno de los sillones, los tres tan sumergidos en sus libros que no se dieron cuenta de mi presencia.

—Dichosos los ojos. —silbé, logrando que el trío alzara las cabezas al mismo tiempo y me mirasen. Cada uno con una expresión facial, siendo Granger la única de ellos que parecía tranquila. —¿Intentando poner a Gryffindor como la casa número 1? —me burlé, caminando hacia ellos. —Lo siento, queridos míos, pero perdéis el tiempo.

—¿No te cansas de molestar, Serena? —preguntó Hermione algo fastidiada, pero sonrió de lado.

—Todavía ni he empezado, Granger. —señalé, pasando la lengua por encima de mis labios. —Hey, Potter, ¿te encuentras bien? Estás un poco... pálido.

Harry me miraba como si hubiera visto un fantasma y casi sonreí de forma más amplia al verlo tragar saliva. A su lado, Ron parecía un tomate maduro, rojo hasta las orejas. Por un momento se me pasó por la cabeza sacar la varita, pero leer sus expresiones era más divertido que ver sus pensamientos.

—Spellman. —rodé los ojos al escuchar aquella irritante voz. —¿Se puede saber que haces con esta gente?

Ladeé la cabeza, solo para ver como el rubio más pesado de toda la academia se acercaba, con el ceño totalmente fruncido. Estaba siendo seguido por sus fieles escuderos, o perros falderos. Quizás ese era mejor adjetivo.

—Malfoy, hazme un favor y piérdete. —le sonreí de forma falsa, logrando que me mirase mal. —Enserio, deja de joderme todo el tiempo. Siempre apareces, —incliné la cabeza y sonreí de forma macabra. —¿es que me acosas, Malfoy? Si te gusto solo tienes que decírmelo, querido.

—Cierra la boca. —bramó, enfadado, mientras se le marcaba la mandíbula.

—Eres tan rey del drama, Malfoy. —suspiré de forma dramática, volviendo mi mirada al trío de oro. —Nos vemos, chicos.

Ignoré a Draco llamándome y salí de allí, evitando poner los ojos en blanco. Realmente me irritaba que apareciera cada vez que intentaba divertirme un poco. Era peor que mi padre.