|Mᴜʟᴛɪғᴀɴᴅᴏᴍ| 𝗢𝗻𝗲 𝗦𝗵𝗼𝘁𝘀 [Pedidos CANCELADOS] ✓

01

Personaje: Jughead Jones
Universo: Riverdale
Ambientado en : Segunda Temporada
Advertencia: No.

Desde hacía unos días, mi hermano estaba sumamente raro. Había dicho que un norteño se había atrevido a pisar nuestro bar y que por poco se había producido una pelea. Gracias a dios, FP apareció y se llevó al chico —cabeza zanahoria, como había dicho mi hermano—.

La comidilla ahora era que íbamos a tener un nuevo alumno en SouthSide High. Pero ¿quién demonios iba a querer venir a nuestra escuela de mala muerte? Respuesta: nadie que quisiera conservar su integridad física.

El ruido de unos golpes en mi puerta me hizo saltar en el sitio. Miré mal a mi mejor amiga, quien se reía casi a carcajadas de por haber conseguido asustarme.

— ¿Acaso quieres que te corte el pelo, Antoinette? —gruñí, mientras entrecerraba los ojos.

Ella puso mala cara, probablemente porque la había llamado por su nombre y no por su diminutivo.

—Venía a por ti. —habló, mientras entraba en mi habitación como si fuera la suya y se sentaba. —Me han dicho que le de el recorrido al nuevo y...—esbozó una pequeña sonrisa inocente. —...y me preguntaba si mi hermosísima mejor amiga me haría el grandísimo favor de acompañarme.

La miré con una ceja alzada, a través del pequeño cacho de cristal que yo usaba como espejo, mientras me delineaba la línea de los ojos. Toni hizo exactamente lo mismo que hacía siempre que quería algo.

Hizo un tierno puchero mientras ponía ojos de cachorro. Pestañeó varias veces, mientras me miraba, intentando ablandarme.

Si bien mi hermano era mucho frío, yo era mucho más blanda que él. Quizás por eso solté un pequeño gemido estrangulado, a la par que dejaba el lápiz de ojos en la mesilla y me giraba a mirarla.

—Deja de mirarme así, T-T. —demandé, mientras me cruzaba de brazos. —Ya había aceptado antes de que empezaras a pestañear.

Una brillante sonrisa creció en el bonito y bronceado rostro de mi mejor amiga. Emitió un chillido de emoción y saltó a abrazarme, casi acabando en el suelo. Pero gracias a mis reflejos, simplemente me tambaleé, mientras soltaba una pequeña risa.

— ¡Eres la mejor! —exclamó la pelirrosa encantada, luego de dejar un sonoro beso en mi mejilla.

Lo que hacía por Toni, no lo hacía por casi nadie.

(...)

De acuerdo, ahora quería que la tierra se abriese debajo de mis pies y me escupiera lo más lejos posible. Mi destino podría ser Australia, para saltar con los canguros, o quizás Europa y comer algo de pasta. La verdad era que me daba igual, solo quería desaparecer.