|Mᴜʟᴛɪғᴀɴᴅᴏᴍ| 𝗢𝗻𝗲 𝗦𝗵𝗼𝘁𝘀 [Pedidos CANCELADOS] ✓

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Personaje: Alexander "Alec" Lightwood
Universo: ShadowHunters / Cazadores de sombras (serie)
Ambientado en: primera temporada
Advertencia: un poco intensito.
Pedido: nopi.

Amar es destruir y ser amado es ser destruido...

Cuantas veces me había dicho que aquella frase era falsa, una exageración de un alma en agonía que no tenía afán de nada. Que no era más que una frase más, algo así como un dicho popular para prevenir a los corazones ilusionados de que nada es para siempre. De que el camino de rosas podía volverse de espinas, y clavarse en la piel cual daga envenenada.

Cuantas veces lo habría escuchado... y cuantas veces la había ignorado por completo.

En estos momentos, deseaba hacer una viaje en el tiempo. Deseaba volver atrás en el tiempo y convencerme a mí misma de que no era buena idea meterse en aquellas aguas. Eran de un azul claro brillante, recibiendo los cálidos rayos de luz solar, mientras una suave brisa movía de forma casi hipnótica el poco oleaje, el cual acariciaba mi piel con la misma suavidad con la que lo haría el ala de una mariposa.

Pero, una vez dentro, un largo período de tiempo, el panorama había cambiado por completo. El agua dejó de verse cristalina y adoptó un color apagado, opaco, mugriento, como el de un estanque sin movimiento. Los rayos de luz solar dejaron de brillar, pues fueron tapados por unas gigantescas nubes negras, de aspecto amenazante, que amenazaban con descargar su ira en cualquier momento. Y la suave brisa que antes mecía mi pelo se convirtió en una fuerte ventolera. Su efecto en el agua fue inmediato; se formaron enormes olas, tan altas como rascacielos, que avanzaban con la fuerza de una manada de leones hacia la pobre e indefensa orilla, cual solitaria gacela en apuros.

Y ahí, justo en medio de tal espectáculo de tormenta, estaba yo. Luchando contra un oleaje que me tumbaba una y otra vez, con una violencia titánica. Pero yo seguía peleando, nadando con desesperación hacia una orilla que, con cada brazada que daba, parecía cada vez más lejana. Pese a eso, no me detenía, seguía nadando. Contra unas olas que me golpeaban con la fuerza de un ejército y me arrebatan en aire, como ladrones haciéndose con el oro.

Podría llegar a parecer estúpido que alguien como yo tratase de resistirse a la fuerza de la naturaleza, pero una llama de valor ardía con fuerza en mi interior. Y me negaba a dejar que se consumiera, de ninguna manera lo permitiría. Pues yo poseía sangre angelical corriendo por mis venas cual cervatillo por el bosque, descendiente de Lilith era... no tenía en mi genética la palabra rendirse. No estaba en mi vocabulario bajo ningún concepto.

Y, sin embargo, parecía perder toda mi fuerza cuando él me miraba. Cuando aquellos ojos, claros como la naturaleza en calma, me miraban, con la misma calidez que los rayos de sol acariciaban mi tez. Al menos, eso era en un pasado. Ahora eran fríos como un témpano de hielo, como si no fuera alguien importante.