Espejos rotos

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Nota: El arte de la portada no me pertenece, créditos a su maravilloso autor.

Advertencia: Capítulo con ligero contenido adulto, lee bajo tu propia responsabilidad, sin más que decir, disfruta mucho de tu lectura.

Una energía extraña se fue arrastrando por su cuerpo, subiendo de poco en poco, hasta que el aturdimiento fue más grande que su razón, la delicada mano que se le extendía ataviada con un brazalete plateado le provocaba náuseas, no la tocaría, jamás lo haría de nuevo, intentó desviar su cuerpo como si se alejara de un material radioactivo, pero al hacerlo los objetos a su alrededor comenzaron a aparentar moverse solos en un vaivén tenue, para después aislarse de la realidad gracias a un sonido agudo y constante, que terminó por nublar su visión, cubriéndola de un negro espeso, asfixiante. El equilibrio lo abandonó, desplomándose en el suelo ante la atónita y preocupada presencia de Mina, que intentó sujetarlo entre sus brazos, uniéndose a él en un leal agarre, ignorando la presencia de las singulares visitas de un momento atrás.

Yaten pudo sentir su cabeza descansando en su pecho, mientras sus rodillas chocaban con el asfalto duro y gris, olía a ella, a su esencia dulce y frutal, tal vez por eso fue que se permitió dejarse llevar por el desmayo, cerca de su adorada Venus, protegido de la elegancia peligrosa de Michiru. La botella de sake igual se estrelló en el pavimento al ser soltada por la adolescente, los cristales antes unidos en una armoniosa forma alargada, estallaron en miles de pedazos, provocando que el vidrio trasmutara, y lo que antes servía para contener, resguardar, proteger, se convirtiera en miles de armas capaces de abrir una herida en la piel, clavarse en la carne y hacerla sangrar, lo cual era una perfecta metáfora para decir, que un golpe, una traición, un error rompía a una persona,  dejando en claro, que lo que fue en un comienzo, a veces ya no volvería a ser lo que fue.

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"No recordaba estar más cansado en sus  dieciséis años que en esa ocasión, cuando cerraba los ojos un momento, temía por mucho que se quedara dormido, recargado en la barra de esa fuente de sodas en un parque de diversiones cualquiera. Los gritos de su jefe eran lo único que lo sacaban de su letargo, aunque, de cierto modo estaba bien... así no pensaría más en el pecado más grande de su existencia, su bizarro refugio se basaba en trabajar bajo la presión de llevar helados y malteadas a cientos de entes sin rostro, con el único propósito de llevar algo de pan, leche y huevos a la mesa de su casa, acariciar la mejilla cansada de su mamá que no se levantaba de su máquina de coser en horas, y pedir al cielo que lo perdonara.

Se acercó a la máquina de palomitas de maíz para colocarlas en las bolsas de papel, los estallidos con aroma a mantequilla ya eran su rutina diaria después de la preparatoria, la mueca imperturbable de sus labios casi simularon una sonrisa, recordando las noches de películas de los fines de semana con sus hermanos y su padre, su padre... nuevamente la tormenta se asomó en el horizonte, se maldijo por haber sido un malcriado esa tarde y tardar más de lo común en la biblioteca, por no escuchar los consejos de Helios para ser más atento en las calles, se taladró los pensamientos al cuestionarse el por qué no se quitó los audífonos, por qué no corrió más rápido, por qué dejó que el miedo lo paralizara, en el por qué no tuvo el coraje de jalar el gatillo para lesionar al secuestrador que estaba apuntando a una cabeza inocente.

Como presa a punto de romper las barreras y dejar el agua libre de su dique, las lágrimas avanzaron silenciosas e imparables, hasta bajar por su rostro, ese era el peor momento para ponerse sentimental, así que se aferró a su única ilusión, e inconscientemente dibujó las facciones encantadoras de Michiru en el aire, las ondas suaves de su cabello al verla pasar camino a su universidad, sin atreverse a tomar la iniciativa e invitarla a salir, era un sueño inalcanzable, como su felicidad.

Dear Stepbrother (MinaXYaten)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora