Boomerang

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Cuando se es joven, se cometen muchas locuras, como sacar medio cuerpo por la ventana de un auto, solamente para despeinarte con el viento que sopla fuerte sobre tu cara, enfrascarte en risas interminables con amigos, o también... enamorarte loca, intensa, irremediablemente, como le ocurría a ella. Mina estaba segura, que ese invierno, lo recordaría por el resto de su vida, cada caricia, abrazo, beso y mirada, se veía enriquecido por miles más, todas las mañanas y noches sin falta, su dulce adicción por sus ojos verdes crecía, hasta convertir la rutina doméstica en un romance idílico.

Uno a uno se sumaron los momentos, en los que enredaba sus piernas en la cintura de Yaten, riendo y agonizando a causa de su respiración que le quemaba la piel de su cuello, perdiéndose en sus risas sutiles, sus palabras calmadas, inmortalizando sus espacios íntimos donde él se afeitaba mientras ella lo observaba en el marco de la puerta, con su taza de café en las manos, esperando por él, siempre por él.

A veces deseaba que el mundo se detuviera, o soñaba con elevar esa casa por encima de los cielos, lanzando los prejuicios, las razones y los contras lejos, muy lejos de los dos, para así no tener que esconder las manos en los bolsillos de su chamarra al andar por la calle, con tal de evitar el impulso de tomarlo por el brazo, y declararle la guerra a todas las mujeres que se quedaban atónitas ante su atractivo masculino, porque era suyo, se lo dijo, y se lo adjudicaba a sus desvelos entre suspiros y calor abundante, a sus desayunos con pan y mantequilla, a la tarde que lo obligó a hacer un muñeco de nieve antes de que ésta se derritiera, y sobre todo, a la cumbre de sentimientos que experimentaba al ser besada por esos labios perfectos. Si, Yaten le pertenecía, y eso era mutuo.

A solo dos días del año nuevo, las vacaciones se estaban convirtiendo en una osadía a la alegría, porque nadie podía ser tan feliz, salvo ella, pero..., podía ser un poco egoísta ¿verdad?, sin planearlo, su pecado se convirtió en un acto tan hermoso, que bien valía la pena mentirle a Luna y Artemis al contestar sus llamadas con un "Bien, me encuentro genial, Yaten es un tutor muy estricto que me mantiene estudiando, no, no me estoy metiendo en líos".

Tal y como estaba ocurriendo en ese torcido presente, donde su computadora portátil descansaba en su escritorio, con la imagen de su padre y madrastra gesticulando los mejores consejos, aparentando amabilidad para esconder su preocupación, ¿Qué más podía decirles?, ¿más que lo que querían escuchar?, se mordió la lengua varias veces en ese cuarto de hora, antes de presionar el botón rojo en la pantalla con el cursor del mouse.

Sin levantarse de la silla giratoria rosa, echó la cabeza hacia atrás cerrando sus párpados, confiando en que llegaría el día en el que la libertad recorrería sus venas, y la cubriría en la forma de su cuerpo, de su perfume, de su Yaten, y es que..., sencillamente no podía dejar de quererlo.

Una caricia recorrió su frente, para después doblegarse ante un suave agarre en su mentón, por parte de una palma mucho más grande que la suya, poco a poco sus iris azules se fundieron con los esmeraldas de ese hombre, que se agachaba desde su posición detrás del respaldo de la silla, para respirar en el mismo espacio, y entenderse con tan solo una mirada.

-¿Cómo estuvo?- Le hablaba con una cautela cariñosa, posando sus labios en el nacimiento de ese rubio cabello.

-Supongo que soy tan buena actriz, que tu mamá no notó mi mini infarto cuando me preguntó si ya tenía novio en este tiempo que están ausentes, mencionó algo de que quizá eras un cabrón para correr a los muchachos, antes de siquiera pisar la entrada de la casa.

Yaten arqueó una de sus cejas, apretando un poco su mandíbula antes de responder.- Tal vez mi madre no esté tan equivocada.

Si Mina hubiera tenido el poder de leer mentes, se habría percatado que eso si era verdad, la forma en la que los estudiantes de preparatoria le insistían para una cita, le daban náuseas, al igual que quería ahorcar a cada idiota que deliraba por su atuendo en licra dentro de la cancha de voleibol.

Dear Stepbrother (MinaXYaten)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora