Sueños de madrugada

187 21 23
                                    

Advertencia: Capítulo con contenido ligeramente adulto, lee bajo tu propia responsabilidad, sin más que decir, disfruta mucho de tu lectura.


Los sueños más lúcidos, que se sienten, se tocan, se viven, acontecen cuando estás a punto de despertar. En el caso de Mina, el estado era tan hermoso como caótico; La cama de Serena no era tan cómoda como el lecho que compartía con Yaten desde hacía casi dos meses, al hacerle falta, sus párpados aun mojados por las lágrimas lo materializaban a su lado, entre maravillosas fantasías, las puntas de sus dedos se tensaban bajo la colcha, imaginando que las paseaba lentamente por su varonil espalda, apretaba los labios rememorando sus besos, la piel le ardía de la misma forma que cuando su perfecta boca se deslizaba entre roces húmedos y calientes por la curvatura de su ombligo.

Y por si no fuera suficiente, juraba que lo escuchaba, repitiendo su nombre lentamente, con su singular media sonrisa, con sus cejas arqueadas en un reproche falso, con sus iris verdes llameantes de la pasión que existía entre los dos, en su espacio, en su intimidad. Lamentablemente, los sueños de madrugada son eso, simples pinceladas de deseos, que solamente coquetean con la realidad que anhelamos cuando se les da la gana, y tan pronto como estuvo entre sus brazos, haciendo el amor, la lucidez la golpeó con una fuerza brutal, puesto que... quizá no podría estar así con él nunca más.

Un peluche en forma conejo salió volando cuando lo lanzó de repente, en consecuencia a su dolor latente, sus puños apretados ejerciendo violencia contra el colchón asustaron a su amiga que yacía a su lado, ella tampoco tenía señales de haber dormido muy bien, sin embargo, la contuvo fraternalmente en un abrazo al momento que ambas se incorporaron. La habitación seguía a oscuras, el tictac del reloj las acompañaba, mientras el llanto nacía de poco en poco, primero en tenues sollozos, luego en un silencio dominante.

La noche anterior les sirvió para dejar libres sus angustias, iniciando por Minako, luego Serena, la primera, aferrada a los hombros de su amiga, rogó porque no le dejara el camino libre a Kakyuu, mientras que para su persona no hubo gran esperanza, la joven de coletas le dijo muy convencida que podría hablar con Darien, para que no despidiera a Yaten, amenazándolo con hacer pública la relación que tuvieron, en caso de que se negara, pero eso no solucionaba su problema más grave, y era el que su querido platinado fuera a dar a la cárcel, por la amenaza de la maldita bruja de Michiru Kaioh.

Entonces soñó despierta, pidió al universo traspasar las fronteras del tiempo, para crecer rápido, y que cuando abriera los ojos, no fuera más una adolescente de dieciséis años, tal vez si imploraba lo suficiente, su realidad se transformaría en la de una mujer adulta, que sería dueña de si misma, para adorarse con Yaten tanto como lo quería su adolorido corazón.

Ida como nunca antes, pasó las siguientes horas como si fuera una marioneta, se dejó peinar por las delicadas cepilladas que Serena le daba a su largo cabello, con la diferencia de que no aceptó el listón rojo que tanto la caracterizaba, ese accesorio le había servido durante años como soporte emocional cuando su madre se fue, pero ahora... un sencillo trozo de tela no era suficiente para vendar su alma herida, creyó también, que si lo apartaba de su vista, de su existencia, enterraría bajo tierra a la niña que supuestamente sus padres y la sociedad intentaban proteger.

Con desgano, lo guardó en su bolsa, con la convicción de nunca más volver a lucirlo, en su lugar dejó la cascada dorada oculta bajo una trenza, añorando que ese tejido contuviera ese inmenso cariño que tenía que tragarse sin anestesia, ¿Cómo iba a soportar estar cerca de él?, sin dejarse ir a su regazo, sin tomarlo de la quijada para besarlo de sorpresa, ¿Cómo diablos iba a convencerlo, y convencerse?, ¿de que eran hermanos?

Las manos no dejaron de temblarle, ni siquiera al medio día, al llegar a su casa, su verdadera casa, aquella que compartía con su papá, Luna, Seiya y eventualmente Taiki. Mintió a la familia Tsukino para que la dejaran ahí, bajo la excusa de que necesitaba recoger algunas de sus pertenencias, lo cierto era que no le faltaba nada, más que desaparecer claro.

Dear Stepbrother (MinaXYaten)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora