¿Hacemos una tregua?

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La magia de las primeras veces quedan en el alma, comer ese dulce que después se convirtió en tu favorito, adiestrar tu equilibrio para montar una bicicleta, perseguir tus sueños para lograr una meta, conocer a esa persona que después se convertirá en parte esencial de tu universo, tocarla, abrazarla, escuchar su voz, observar su sonrisa, descubrir sus pensamientos, adentrarse en su mundo.

Las horas que fueron cómplices de su primera noche juntos pasaron veloces, sin que ninguno se separara de ese cálido contacto, estaba amaneciendo, solamente las señales de ese nuevo día, consiguieron que Mina recuperara poco a poco el raciocinio perdido tras el súbito incremento de temperatura que sufrió, intentó moverse como lo hacía al despertar, solía estirar sus piernas y brazos en conjunto a una fuerte inhalación de aire limpio, sin embargo esta vez no consiguió hacerlo con naturalidad, algo, o mejor dicho alguien se lo estaba impidiendo con un posesivo agarre, aún adormilada, abrió sus párpados lentamente, y por un momento su confundida mente la agravió con señales de alarma.

Esa habitación no la conocía, los colores azules y grises no se parecían en nada a su escenario común compuesto por tonos otoñales, recostada giró su cabeza a los lados, descubriendo múltiples cuadros de pinturas que no entendía, unas parecían derretirse en el marco, muchas otras estaban compuestas de muchos trazos cuadrados que se asemejaban a figuras geométricas muy raras, pero nada de eso la sorprendió más que captar que tenía un peso extra sobre su cuerpo, de repente, sus neuronas trabajaron a mil por hora, con ideas que chocaban una contra otra, atropellándose en una avalancha de tragedias: "¡¿Qué diablos hice?!, ¿Dónde estoy?, ¿Qué pasó?, ¿y si me secuestraron?, ¿y si abusaron de mi?, ¡ay no!, ¡me quiero morir!"

Con la respiración entrecortada, y el corazón a punto de sufrir un ataque cardíaco, volvió su vista temblorosa al techo, sin atreverse a molestar a quien fuera que estuviera compartiendo con ella un espacio tan personal, pero como una señal de que no podía hacerse la ciega a esa situación, captó un mechón de largo cabello platinado que se esparcía a su lado en la almohada que le servía de apoyo, esas hebras claras..., pertenecían a...

-¡Yaten!

Su voz salió en un pequeño grito que ahogó con sus propias manos al instante, por lo menos sus palmas no estaban atrapadas bajo el masculino torso que la tenía presa en un intenso abrazo, se asustó mucho más que antes al sentir que su hermanastro gruñía, al parecer le había molestado que exclamara su nombre tan alto, aunque no se levantó, por lo menos cambió mínimamente de posición, permitiendo a la chica un libre acceso a sus facciones, ahí apoyado en ella como si fuera un cómodo cojín, su flequillo se hizo a un lado dejando al descubierto sus labios relajados, y sus cejas en un ángulo perfecto que casi nunca mostraba, era muy extraño verlo así, tan tranquilo, sin una expresión de enojo, molestia o ironía en su cara, y gracias a eso Mina se perdió entre la armonía de la apariencia de Yaten Kou.

Maldijo hasta al infinito, aunque ésta vez  por lo bajo para no verse descubierta, ese hombre tan odioso cambiaba radicalmente de un momento a otro, a veces era tan malo que juraba que lo odiaba, y otras... como esa, quería prolongar el tiempo con el favor de los Dioses, con la inseguridad latente en su espíritu, levantó uno de sus dedos índices para repasar con la punta el perfil de su nariz, tocar con delicadeza sus pestañas, recorriendo con ternura la suavidad de sus mejillas, y por último meterse en el terreno prohibido que comenzaba en la comisura de su boca.

Lamentablemente para ella, la droga que supuso su encuentro forzado, llegó a su final cuando Yaten abrió sus ojos verdes, el mayor parpadeó rápidamente un par de veces, luego la encaró en una lenta tortura, se incorporó y la vio cara a cara por un instante, con sus piernas aún enredadas entre las desacomodadas sábanas, la confusión era tan grande como el sonrojo de ambos, así las preguntas que antes se había formulado la adolescente la atacaron de golpe, con un nombre incluido en sus sospechas que se transformaron en un montón de acusaciones.

Dear Stepbrother (MinaXYaten)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora